Hay dos factores que afectan decisivamente en la conducción de los hombres: el alcohol y la testosterona.
Los hombres no sólo beben más que las mujeres, por término medio, sino que tienen más probabilidades de beber cuando deben conducir. Además, la testosterona induce a los hombres a llevar a cabo comportamientos más arriesgados, al estilo “síndrome del pavo real”.
Por ejemplo, es menos probable que un hombre lleve cinturón de seguridad que una mujer. También conducen de forma más agresiva.
Los hombres hacen cosas como ir en moto más que las mujeres, una actividad que es veintidós veces más propensa a ocasionar la muerte que conducir un coche. Los motociclistas varones, desde Vietnam hasta Grecia pasado por Estados Unidos, tienen menos probabilidades que las mujeres de llevar casco.
Como saben todas las aseguradoras, los conductores más jóvenes son los que conducen de manera más arriesgada: conducen a mayor velocidad y siguen más de cerca de a los otros coches, no dejando la distancia de seguridad. Este comportamiento de riesgo aumenta si el conductor tiene como copiloto a otro chico. Pero si hay una chica, entonces la conducción no es tan arriesgada, menos arriesgada incluso que cuando conduce solo (un patrón que también se da en las conductoras).
Es decir, ante una chica prevalece el instinto protector del varón frente a la necesidad de impresionarla con una conducción temeraria.
Los hombres tienden a conducir más camionetas que las mujeres. Los hombres que viven en zonas rurales tienen más probabilidades de conducir camionetas sin cinturón de seguridad. Después de los motoristas, los conductores de camionetas son los más propensos a haber bebido cuando sufren una colisión fatal.
Los coches de color negro también tienen más probabilidad de sufrir accidentes: ¿será cuestión de visibilidad o de la diferencia entre quienes conducen coches negros y coches blancos?
Repasando las estadísticas del Reino Unido, observa que un varón joven tiene 100 veces más probabilidades de morir en el tráfico que una mujer de mediana edad. Alguien que conduzca a las tres de la madrugada de un domingo tiene un riesgo 134 veces mayor que alguien que conduzca a las diez de la mañana de un domingo.
En cualquier caso, sea hombre o mujer quien tenga el volante entre las manos, elegid viajar en el asiento trasero: el riesgo de morir en el asiento de atrás es un 26 % menor que en el de adelante. El asiento de atrás es más seguro que los airbags.
Vía | Tráfico de Tom Vanderbilt