Cuando cantar resulta terapéutico, aunque no lo hagas muy bien

No importa si cantamos bien o mal, o si somos asiduos del Karaoke: lo importante son los efectos beneficiosos que cantar puede tener en nuestro cerebro.

Es lo que propone Tania de Jong, una firme defensora de los efectos terapéuticos de cantar. Tania Jong sostiene que los efectos de cantar son incomensurables y, sin embargo, por pudor, por no creernos lo suficientemente buenos, quizá para evitar la burla, algo como cantar, que hacemos de forma totalmente natural en nuestra infancia, acaba siendo socialmente silenciado.

Pero según Tania, el acto de cantar no reside en impresionar a los demás o recibir su aplauso, no se trata de afinar, ni de ser particularmente competente con la voz, sino de disfrutar de nuestra voz y de compartir la experiencia con otras personas.

Antiguamente era habitual que las familias y los amigos se reunieran alrededor de fogatas para explicar historia o entonar canciones. Tania opina que deberíamos rescatar esa costumbre.

A pesar de que recibió una opinión negativa sobre su forma de cantar, Tania quería tomar clases de canto desde los catorce años, y así lo hizo. En el 2011 tuvo el valor de presentarse por primera vez en una audición para el coro de la escuela musical, en Oklahoma. Recibió el papel principal.

Tras su experiencia, Tania fundó Creativity Australia, un programa orientado a personas de 9 a 90 años edad. Cree que esta forma de relacionarse con los demás permite que personas de distintos credos, culturas y orígenes logren conectar mejor, así como proporcionar y proporcionarse bienestar, alegría y hasta nuevas calificaciones y empleos. Explica su modelo en su charla TED Cómo cantar juntos cambia el cerebro.

Cambios neurofisiológicos

Cantar modifica el cerebro, en particular el lóbulo temporal derecho, y se liberan endorfinas, particularmente oxitocina, lo que se traduce en sensaciones profundas de felicidad, unión y amor.

Estas hormonas también tienen un papel crucial en la mejora de la neuroplasticidad del cerebro, así como en el fortalecimiento del sistema inmunológico, permitiéndonos combatir mejor contra enfermedades, la depresión y los accidentes cardiovasculares. Lo que es más, se ha demostrado que los cantantes de coral tienden a tener mejor habilidades en el aprendizaje, sobre todo en los nuevos idiomas, según una investigación liderada por Karen Ludke, de la Universidad de Edimburgo. mejoradas habilidades de aprendizaje.

La ventaja evolutiva del canto

Según Charles Darwin, la música podría haber nacido y evolucionado como una extensión de los reclamos de apareamiento que emitían nuestros antepasados.

Lo único que podemos constatar hasta la fecha es que probablemente la música cantada surgió como una forma de comunicar y catalizar nuestros sentimientos, en paralelo con el desarrollo de la lengua, tal y como sostienen investigadores como Steven Mithen, catedrático de Arqueología en la Universidad de Reading, Inglaterra. Ya entre los primeros cazadores-recolectores, la distinción entre lenguaje y música era difusa. Y, según Mithen, eran una misma cosa que, con el transcurrir de los siglos de nuestra historia evolutiva, fue diferenciándose y convirtiéndose en dos sistemas de comunicación independientes.

Este enfoque también lo respalda el musicólogo Stephen Brown, que ha denominado este precursor de la comunicación que hibridaba el lenguaje con la música como musilengua.

Así pues, lo más probable, además de constituir un reclamo de apareamiento como señalaba Darwin, sino también como una forma de reclamo emocional y de comunicación sentimental, por ello todas las canciones del mundo introducen, además de una letra, toda clase de gemidos, lloriqueos, gritos, llantos, aullidos, aclamaciones, arrullos, risas, quejas, aullidos y otras muchas expresiones emocionales.

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