¿Qué diferencia hay entre un grupo de personas que leen a Franz Kafka, otro que juega con una baraja de cartas manipulada en la que los diamantes son rojos y los corazones son negros y otro que finalmente no recibía ninguno de estos estímulos?
El grado de incertidumbre y, al parecer, por extensión, su tendencia a volverse más nacionalista, según un estudio realizado por los psicólogos Travis Proulx y Daniel Randles.
Rechazo a la incertidumbre
Para valorar como mucha incertidumbre (una historia surrealista y unas cartas manipuladas) hacía tender a las personas a buscar orden, solicitaron a los tres grupos que buscaran patrones en una sucesión de letras aleatorias.
Tal y como explica la periodista Marta García Aller en su libro Lo imprevisible. Todo lo que la tecnología quiere y no puede controlar:
Quienes habían leído la historia surrealista, igual que los que recibían cartas manipuladas, tenían más necesidad de orden y encontraban patrones incluso donde no los había, como quien ve la cara de la Virgen en una mancha de humedad en la pared.
Esta tendencia a buscar orden parece poder extrapolarse también a la política: se buscaría, en consecuencia, una postura ideológica que no entrañara mucho nivel de ambigüedad, como se sugiere en otro experimento al que se preguntaba la ideología política:
Y quienes habían sido expuestos a una mayor ambigüedad, expresaban más fervientemente ideas nacionalistas. Daba igual la ideología de cada uno de los sujetos, es decir, no importaba si eran de izquierdas o de derechas. Estos epxerimentos concluían que, ante situaciones de estrés e incertidumbre, es más probable que polaricemos nuestras vidas.
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