Os confesaré que lo segundo que más disfruto después de visionar una película extraordinaria es poder mostrársela a otra persona. La vuelvo a ver con él y, casi sin que se dé cuenta, voy echando vistazos a sus expresiones en los momentos cumbre. Disfruto a través de su disfrute, sobre todo si coincide con lo que a mí me hizo emocionarme.
Esto viene a cuento a raíz del estudio llevado a cabo por la Universidad Aalto en Finlandia, por parte de K. Lankinen, J. Saari, R. Hari, M. Koskinen, y que acaban de publicar en NeuroImage.
Lo que señala el estudio es que ver una película crea cambios de niveles múltiples en la función cerebral y a pesar de la complejidad de los estímulos, los patrones de actividad cerebral inducidos muestran notables similitudes entre diferentes personas que también están viendo la película. Para ello se monitorizó la actividad cerebral de varios sujetos mientras veían el siguiente corto, una película muda del año 1944 titulada At Land:
Estas señales sincronizadas se encuentran en áreas cerebrales relacionadas con los estímulos visuales, la detección de movimiento y de las personas, la coordinación motora y las funciones cognitivas. Para detectar esta sincronía, los investigadores utilizaron la magnetoencefalografía, que permite seguir las ondas cerebrales de los voluntarios con una precisión de décimas de segundo. Según Kaisu Lankinen:
Los resultados implican que el contenido de la película afecta ciertas funciones cerebrales de una manera similar.
Vía | Yahoo
Ver todos los comentarios en https://www.xatakaciencia.com
VER 8 Comentarios