Cuando nos sentimos atraídos por alguien sentimos mariposas en la barriga y nos late más deprisa el corazón. Pero ¿el proceso podría funcionar a la inversa? Es decir: hacer que a alguien le lata más rápido el corazón para facilitar que se sienta atraído por alguien.
Según la investigación realizada por los psicólogos Donald Dutton y Arthur Aron, parece ser que sí.
En su investigación, hicieron que una experimentadora se aproximara a diversos hombres en cada uno de los dos puentes que cruzan el río Capilano, en la Columbia Británica. Uno de los puentes se balancea y el otro es más sólido.
Tal y como explica Richard Wiseman en su libro 59 segundos:
Después de hacer algunas preguntas de encuesta sencillas, la experimentadora ofrecía a los hombres su número de teléfono, por si querían saber más sobre su estudio. Los que cruzaban el puente precario tenían más pulsaciones que los que cruzaban el puente bajo. Cuando se acercaban a la joven, le atribuían a ella, inconscientemente, la aceleración de su pulso, en vez de al puente, creyendo así que la encontraban atractiva, por lo que era más probable que hiciesen el esfuerzo de llamarla.
En un entorno más realista, obtuvieron resultados similares las psicólogas Cindy Meston y Penny Frohlich, de la University of Texas. En un parque de atracciones, se pusieron junto a diversas montañas rusas, con carpetas llenas de fotografías de hombres y mujeres de atractivo medio.
Las investigadoras entrevistaron a parejas unos momentos antes o unos momentos después de que se montaran en la montaña rusa, pidiéndoles que puntuaran del 1 al 7 para indicar los atractiva que le parecía la persona con la que estaban en el parque y las personas de las fotografías.
Como los que acababan de subir a la montaña rusa tenían las pulsaciones más elevadas, los resultados fueron los esperados, tal y como publicaron las autoras en un artículo llamado “Amor al primer susto”:
Los que puntuaban las fotos después de la montaña rusa encontraban más atractivas a las personas de las fotos que las personas de las fotos que las personas que esperaban en la cola, pero un patrón diferente surgió cuando los miembros de la pareja se puntuaban entre sí: las personas que ya habían subido pensaban que su pareja era ligeramente menos atractiva después del paseo. Las investigadoras se preguntaron si aquellas puntuaciones podrían verse influidas por la vergüenza de que la pareja descubriese que la habían puntuado más bajo de lo que ella pensaba.
Quizá penséis que, después de la montaña rusa, la pareja tendría un aspecto menos atractivo, a nivel objetivo, pero un estudio similar, que comprobaba el mismo efecto cuando las parejas visionan películas emocionantes, ofreció los mismos resultados. Las parejas que salían de ver películas de suspense solían darse la mano y toarse más a menudo.
Obviamente, que una cita funcione no depende exclusivamente de los latidos del corazón. Pero puede ser una buena ayuda, si tenemos en cuenta los resultados de estos estudios sobre el ligoteo.
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