Ya sabíamos qué actividades nos hacen perder más la concentración, y también algunas de las que resulta más fácil no perderla. Una de las segundas era hacer ejercicio. Pero un nuevo estudio establece algunos matices: hacer ejercicio permite ahuyentar la desconcentración e inspirar el mindfulness, pero no todos los ejercicios lo hacen por igual.
Según este reciente trabajo llevado a cabo por Marianna D. Eddy y sus colaboradores de Massachusetts, que han publicado sus resultados en la revista PLoS ONE, determinados ejercicios afectan de forma negativa a nuestras capacidades mentales.
En el estudio se analizaron a diez soldados voluntarios de entre 18 y 30 años mientras llevaban a cabo diversas pruebas. Las pruebas mentales se realizaban sin transportar peso y también llevan un peso (en este caso, un carabina M4), mientras caminaban en una cinta a un ritmo de 4,8 km/h durante dos horas.
Por un lado se les planteó una tarea go-no go auditiva en la que debían dar una respuesta ante un sonido concreto y no responder cuando se tratara de otro diferente. Por otro lado se les planteó una tarea de detección visual de estímulos. Los soldados rindieron peor en la tarea go-no go auditiva en la condición de caminata cuando cargaban el arma. Y a medida que se agotaban, los soldados no cometieron más errores en las pruebas de atención visual pero sí se observó que sus tiempos de reacción se tornaron más largos cuanto más se prolongaba la caminata en la condición de ‘carga’.
Así pues, si bien la investigación que examina la relación entre el ejercicio y la cognición normalmente se centra en los efectos beneficiosos del ejercicio sobre la cognición, sobre todo en las poblaciones que envejecen, en el caso del ejercicio agudo, parece que hay evidencia de que los aspectos cognitivos de rendimiento se ven afectados durante el esfuerzo pesado.
Vía | El nuevo diario
Imagen | Pixabay
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