El efecto ancla es uno de los sesgos cognitivos más poderosos generalizados. Hasta el punto de que nuestra intuición estadística, ya de por sí bastante maltrecha, se queda herida de muerte en cuanto somos invadidos por él.
El estudio que sigue lo llevaron a cabo Daniel Kahneman y su colega Amos Tversky.
Una rueda de la fortuna que construyeron marcaba de 0 a 100, pero estaba trucada para que se detuviera solo en los números 10 o 65. Entonces, un grupo de estudiantes de la Universidad de Oregón fueron reclamados para que anotaran el número que salía en la rueda de la fortuna. Tras apuntarse el número, se debían responder a dos preguntas:
Según explica el propio Kahneman en su libro Pensar rápido, pensar despacio:
El giro de la rueda de la fortuna (y aun el de una que no esté trucada) posiblemente no pueda aportar información útil sobre nada, y los participantes en nuestro experimento pudieron simplemente haber ignorado esto. Pero no lo ignoraron. Las estimaciones medias de los que vieron 10 y 65 fue del 25 por ciento y del 45 por ciento, respectivamente.
Imagen | pds319
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