Tras un evento impactante, alrededor del 8% de las personas desasrrolla en algún momento de su vida un trastorno por estrés postraumático (TEPT), que incluye síntomas como pensamientos negativos, evitar determinados lugares, hechos u objetos, y asustarse con facilidad.
Además, este efecto parece ser contagioso, es decir, lo puede padecer una persona aunque no haya sufrido el evento impactante directamente.
Contagio del miedo
Un estudio liderado por Alexei Morozov, del centro de investigación Virginia Tech Carilion, sugiere que el trauma puede afectar a cualquier que esté al lado de la persona afectada o haya sido testigo del sufrimiento.
Para llegar a esta conclusión, en el estudio se analizaron los cambios cerebrales de un ratón que podía ver, oír y oler a otro que recibía pequeñas descargas eléctricas, pero del que estaba separado por una pared transparente de plexiglás. De esta forma, se detectaron variaciones en las conexiones de la corteza prefrontal, el área asociada con la empatía.
Según Morozov, estos resultados sugieren que el miedo se puede transmitir incluso a través del lenguaje corporal, con los sonidos o con el olfato. Es decir, que también puede producirse contagio por la televisión, tal y como señala Morozov:
Los niños que vieron en la tele los ataques del 11-S son más propensos a traumatizarse ante las adversidades.
Imagen | Moyan_Brenn
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