Según un estudio realizado por investigadores de las universidades españolas Jaume I, Pompeu Fabra y Nebrija que ha sido publicado por la revista Scientific Reports, la respuesta del cerebro al miedo no es la misma si uno se asusta en su lengua materna que en un idioma extranjero.
Lengua materna
En el experimento que realizaron, un grupo de 54 estudiantes universitarios se sometió a unas sencillas pruebas. Los voluntarios tuvieron que contar hacia atrás mientras se les mostraban cuadrados de dos colores. Los científicos les explicaron que con cada aparición de las figuras de uno de los dos colores, recibirían pequeñas descargas eléctricas (lo cual era mentira). La mitad de los participantes jugaba en su lengua nativa (español), y la otra mitad en inglés, idioma en el que tenían muy buen nivel.
Asimismo, se les midió la dilatación de las pupilas, así como la resistencia galvánica de la piel, que depende de la sudoración. Aquellos que completaron el estudio en inglés experimentaron menos señales de miedo.
La distancia que proporciona una lengua extranjera respecto a la fuente de tensión emocional podría aprovecharse en la consulta como herramienta psicoterapéutica. Ahora el siguiente paso podría ser comprobar la efectividad del uso de las lenguas extranjeras en situaciones de conflicto entre las personas.
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