Pues sí, la fundación Start anunció a finales de 2006 que daba por finalizado el proyecto Venus. Después de estar durante 6 años en boca de muchos, la fundación admite que los contenidos, valores y responsabilidades vigentes no se corresponden ya con los propósitos para los que fue creado el proyecto, de modo que no tiene sentido seguir luchando por él. Un lugar de dinero (sin) que pudo haber sido y que finalmente no será. Lamentablemente (o no, quién sabe) seguiremos usando el vil metal para obtener cosas y las transacciones económicas estarán a la orden del día, dejando para un futuro mejor lo del intercambio simbiótico entre humanos y naturaleza.
Las monedas y los lingotes de oro seguirán brillando y atrayendo a las urracas con corbata.
Actualmente, Fresco escribe y presenta conferencias sobre temas que abarcan desde el diseño holístico de ciudades sostenibles hasta la eficiencia energética, pasando por el manejo de recursos naturales y la automatización avanzada. Reside en Florida en una propiedad de 85 mil metros cuadrados poblados con varios edificios en forma de domo de diseño propio y donde, junto a su asistente Roxanne Meadows, trabaja en una película para mostrar al mundo sus conceptos e ideas.
No obstante, si os habéis quedado con las ganas de ver hecha realidad una ciudad de estas características, entonces os recomiendo que no le perdáis la vista a la Isla de Cristal, una obra que el arquitecto Norman Foster construirá en Moscú, en la Península de Nagatino, y que será el edificio más grande del mundo.
El arquitecto británico Norman Foster ya es ampliamente conocido por el mundo. Aparte de (y aquí añado un toque de prensa amarilla) haber contraído matrimonio en 1996 con Elena Ochoa, psicóloga española conocida en España por presentar uno de los primeros programas de educación sexual en televisión, Foster es responsable del edificio de la Corte Suprema del Reino Unido, el Viaducto de Millau en Francia o el Aeropuerto Internacional de Hong Kong; su primer trabajo de importancia en España fue la torre de comunicaciones de Collserola en Barcelona (1991), puesta en marcha con motivo de los Juegos Olímpicos de 1992.
Las obras de Cristal Island empezarán en breve, deberán finalizar en 2015 y tendrán un coste de 4.000 millones de dólares. La torre tendrá una altura de 457 metros y una base de dos millones de metros cuadrados (4 veces el tamaño del Pentágono en Washington DC), así pues podría considerarse sin problemas como una miniciudad que podrá albergar en su interior a 30.000 personas, que contarán con oficinas, tiendas, museos, cines, un colegio para 500 alumnos, 900 departamentos y 9.000 habitaciones de hotel. En el subterráneo se proyectará un área de aparcamientos para cerca de 16.500 vehículos.
Toda la superficie estará cubierta de placas solares y turbinas de viento que proveerán de energía a todo el complejo. La ventilación natural estará asegurada gracias a una serie de atrios estratégicamente incorporados. La estructura se levantará en espiral, como la manga de un tornado, y cuando esté toda iluminada, el apodo con el que los moscovitas están bautizando a esta megaconstrucción será del todo atinado: “el árbol de Navidad”.
No tiene aspecto de ser un reducto anticapitalista, precisamente, pero al menos lucirá muy bien en las frías noches rusas.