Todos creemos que controlamos, que conducimos mejor que la media, que las distracciones no nos afectan (sobre todo porque aún no hemos sufrido un accidente a causa de ello) y una larga lista de sesgos cognitivos. Hablar por teléfono, pues, es una distracción peligrosa.
También lo es escribir mensajes de texto, naturalmente. Pero ahora la Universidad de Houston ha esclarecido exactamente la razón, y pone en evidencia que realmente es mucho más arriesgado para nuestra integridad física de lo que creíamos.
No somos multitarea
El ser humano no está diseñado para hacer varias cosas simultáneamente y para hacerlas todas con el mismo nivel de competencia. Tampoco están capacitado para ello las mujeres, como popularmente suele mantenerse.
En el caso de escribir mensajes de texto, la distracción que ello provoca parece ser muy superior a la de mantener una conversación acalorado con alguien o estar abstraído en pensamientos. Cuando llevamos a cabo estas acciones, se pone en marcha una suerte de sexto sentido o modo zombi que nos permite conducir e incluso llegar a nuestro destino.
Es una forma de conducción automática con exenta de riesgos que se parece a los actos cotidianos que realizamos sin apenas participación de la consciencia, como cepillarnos los dientes. Sin embargo, en el caso de escribir un mensaje de texto en el móvil, esto no se cumple.
Es lo que sugiere un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Houston en los que un grupo de participantes condujo un mismo tramo de carretera en cuatro situaciones: libre de distracciones, distraído por un desafío cognitivo o pensamiento, distraido por cuestiones o preguntas emocionalmente relevantes y, finalmente, escribiendo un mensaje de texto.
La única distracción que provocó desvíos de carril importantes y otros factores de conducción insegura fue la de los mensajes de texto. Obviamente, ninguna distracción era mejor que cualquier distracción. En el caso de los mensajes de texto, la distracción podría ser fatal.
Posiblemente se percibe esta diferencia por una función de la parte del cerebro conocida como la corteza cingulada anterior, que interviene de forma automática como un corrector de errores cuando hay conflicto. Esta función de corrección automática se basa en la coordinación mano-ojo del conductor, lo cual está bien durante las distracciones cognitivas, pero que rompe al tener que buscar el teléfono y teclear las palabras, lo que eleva los niveles de estrés.
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