Informativamente hablando, desde el momento que uno nace empieza a expandirse su “atmósfera” a la velocidad de la luz. Es decir, que una persona con 30 años tiene a su alrededor una esfera personal de 60 años luz de diámetro. Más allá de esa esfera, no existe.
Pero ¿hasta dónde llega realmente una persona como tal, físicamente hablando? A lo largo de la historia, los movimientos de las personas por el espacio han cambiado ostensiblemente. De hecho, hoy en día podría considerarse un síntoma de estrechez de miras el no desplazarse demasiado por el espacio físico, quedándose siempre enclavado en el mismo lugar.
Para calcular esto, el apóstol del LSD, Timothy Leary, desarrolló lo que él llamaba el Coeficiente Evolutivo, que surge de dividir el número de direcciones de correo postal que has tenido por tu edad cronológica.
El día que Leary desarrolló el Coeficiente Evolutivo tenía 50 años y ya había vivido, muy viajado él, en 53 casas. CE Timothy Leary: 53 casas / 50 años = 1,06.
El CE de Leary era un asombroso 1,06, cuando el CE del estadounidense medio, según el propio Leary, es del 0,25 (10 casas / 40 años). A continuación, Leary calcula el CE de su retrógrada Tía Mae, una mujer muy apegada a sus costumbres: 1 casa / 80 años = 0,01.
Al leer estas cifras, mucho me temí que yo andaba más cerca de Tía Mae que del fascinante y peripatético Timothy Leary. Igualmente, efectué el cálculo para asegurarme: 5 casas / 30 años = 0,1. Incluso estaba por debajo del estadounidense medio.
Los patrones de movilidad del ser humano han cambiado, sobre todo, en los últimos 200 años. Si la población mundial se ha multiplicado por 7 en 200 años, pasando de 1.000 millones a hasta 7.000 millones, la movilidad se ha multiplicado por más de 1.000 en el mismo plazo de tiempo.
Por ejemplo, en 1787, la llamada Primera Flota británica tardó 8 meses en llegar a Australia desde Inglaterra, cubriendo una distancia de 12.000 millas náuticas. Un siglo más tarde, ese mismo viaje duraba menos de 50 días.
Poco después, en 1925, se introdujo el transporte aéreo entre los dos países, y en 1928 el aventurero Bert Hinkler realizó un vuelo en solitario en tan solo 16 días.
En 1955, el vuelo tardaba 2 días. En la actualidad se tarda 1 día.
La mejor manera de ilustrar los cambios en la movilidad humana quizá es un estudio realizado por el epidemiólogo David Bradley cuando investigaba la genealogía de su familia. Bradley documentó los patrones de viaje de su bisabuelo, su abuelo, su padre y el suyo propio durante los 100 años anteriores a la década de 1990. El resultado fue el siguiente:
Bisabuelo: no salió nunca de un cuadrado de 40 por 40 km.
Abuelo: un cuadrado de 400 km.
Padre: viajó por toda Europa, cubriendo un cuadrado de 4.000 km.
El propio Bradley: se convirtió en trotamundos, cubriendo los 40.000 km de circunferencia de la Tierra.
Es decir, que en cada generación se multiplicaba por 10 el rango de viaje. Y para mantener la progresión, el hijo de Bradley deberá ser astronauta.
Vía | Flashbacks de Timothy Leary