Dicen que un tonto sigue siendo tonto aunque use birrete. Algo parecido podría adjudicarse a Internet y su aparente capacidad para tornar más multifacética la opinión de la gente.
Es cierto que gracias a Internet todo el mundo puede decir la suya (aunque jamás desaparecerán quienes apliquen la censura directa “quita eso” o la indirecta “quita eso porque me ofende y/o es falso“). Sin embargo, las cosas no son tan bonitas como parece. Y el ser humano arrostra unos mecanismos psicológicos que no pueden desvanecer ni la blogosfera, ni los chats ni las redes sociales.
¿Entonces qué falla? Internet facilita el acceso a la información y también su transmisión a un coste muy bajo. ¿Por qué Internet no nos ha acercado políticamente? ¿Por qué generalmente no discutimos los asuntos cotidianos en una suerte de diálogo democrático ideal? ¿Tal vez hay cerebros de derechas y cerebros de izquierdas? ¿Cerebros escépticos y cerebros creyentes?
Lada Adamic, física de la Universidad de Michigan, ha producido imágenes de cómo la gente se conecta entre sí a través de Internet a propósito de las elecciones estadounidenses de 2004. En los gráficos se representaba los principales blogs políticos de derecha y de izquierdas, incluyendo Daily Kos, Andrew Sullivan, Instapundit y RealClearPolitics.
Lo primo que se observa en estos gráficos que parecen telarañas densísimas es que hay una gran separación entre liberales y conservadores. Es decir, que los miembros de ambos grupos no dialogan entre sí. Se ignoran. Tal y como sucede en el mundo real.
Es decir, que la opinión política vertida en estos sitios sirve, fundamentalmente, para reforzar opiniones ya existentes y no para intercambiar puntos de vista divergentes.
Adamic descubrió otra cosa:
Adamic encontró que los blogueros conservadores estaban más densamente conectados entre sí dentro de su “comunidad” que los liberales, lo que sugería que el efecto de refuerzo es todavía mayor en la derecha política que en la izquierda. Pero aunque los liberales pueden estar más dispuestos a buscar puntos de vista contrarios, lo marcado de la separación demuestra que, al igual que los republicanos, siguen muy aferrados a las ideas que les son propias.
Así pues, nada nuevo bajo el sol. La gente prefiere discutir con sus iguales. Leer cosas que escriban gente con pensamientos parecidos. Rodearse de votantes de partidos políticos semejantes. Y eso es así tanto en Pekín como en Pokón, sean virtuales o no, tengamos acceso total a la cultura o no. Lo cual da qué pensar. ¿Al menos valdrá la pena todo esto porque un porcentaje mínimo de personas sí que se nutrirán de ideas antitéticas y hasta progresarán en sus reflexiones, incluso deslindándose de sus semejantes ideológicos?
Más información | The Political Blogosphere and the 2004 U.S. Election: Divided They Blog