Al principio, ir al psicoterapeuta tenía connotaciones peyorativas: o te faltaba un tornillo o arrastrabas un estigma social. Ahora, por el contrario, parece que ir al psicoterapeuta está de moda. Apuesto a que todos vosotros conocéis a alguien que lo ha hecho.
Pero ¿sirve para algo sentarnos frente a un psicoterapeuta para desgranar nuestras zozobras? A juicio de Rolf Degen, prestigioso psicólogo alemán, no. Más aún: puede llegar a ser peor acudir a terapia que no hacerlo.
A los psicoterapeutas se les tiene por científicos expertos en cuestiones mentales que han recibido formación específica para el diagnóstico y el tratamiento de las neurosis. De hecho, los años de estudios preceptivos fortalecen esta idea: en Alemania, por ejemplo, se admite como psicoterapeuta exclusivamente al licenciado en medicina o en psicología que ha cursado, además, 3 años de especialidad en psicoterapéutica.
Pero ¿sirve de algo toda esta cantidad de años de formación? En el Psychological Bulletin, que es el órgano de referencia del gremio en Estados Unidos, empezaron a publicarse en 1979 tres metaanálisis a gran escala, buscando la comparación entre psicoterapeutas profesionales y simples aficionados al azar que no tuvieran una formación psicológica especial.
El resultado fue demoledor para los profesionales. Tras analizar 42 estudios comparativos, el psicólogo Joseph A. Durlak, de la University at Carbondale, resumió:
Los resultados clínicos obtenidos por legos son equivalentes, y en ocasiones significativamente mejores, a los de los terapeutas profesionales.
Otro equipo, el del psicólogo australiano John A. Hattie, evaluó otros 39 estudios y corroboró que “en conclusión general, podemos afirmar que los legos son tan eficaces como los terapeutas profesionales y a veces más”.
Dos psicólogos de Texas, Jeffrey S. Berman y Nicholas C. Norton, que plantearon una reevaluación de los datos con el propósito declarado de corregir tan catastróficos resultados, al final se vieron obligados a admitir que “los estudios que han comparado a los sanadores profesionales con los legos, no han logrado identificar ninguna diferencia”.
Al la luz de estos resultados, si uno tiene un problema psíquico, parece que lo mejor es comentarlo con un buen amigo con cierta sensibilidad. De esta forma se ahorraría dinero, pero también penalidades.
Algunos psicoterapeutas se han defendido diciendo que sí, que de acuerdo, pero que la psicoterapia es eficaz en los casos más graves. Pero ¿no suena un poco extraño que una misma terapia funcione en casos graves pero sea ineficaz e incluso negativa el casos más leves? ¿Hay algún psicoterapeuta que, al recibir uno de esos “casos leves”, sugiere al paciente que se vaya mejor a consultarlo con un buen amigo?
En caso de que no hayan amigos disponibles, en muchas casos puede ser también más aconsejable dirigirse a algún grupo de personas en la misma situación o que hayan conseguido superar el trastorno.
En la actualidad existe una red muy extensa de grupos de autoayuda que cubre prácticamente cualquier necesidad de relación. ¿Recordáis al protagonista de Fight Club acudiendo a toda clase de grupos de autoayuda por el simple morbo de sentirse aceptado?
Vía | Falacias de la psicología de Rolf Degen