73 estudios diferentes con casi 7.000 pacientes evidencian que la música contribuye a la recuperación tras una cirugía. Dolor, la necesidad de analgésicos, la ansiedad, la satisfacción del paciente y la duración de la estancia, pues, son factores que se ven influidos positivamente cuando suena música, según esta revisión sistemática de estudios al respecto.
Diferentes ensayos probaron la música antes, durante o después de operaciones, y cuando los pacientes estaban despiertos o anestesiados. La duración de la música varió entre unos pocos minutos a episodios repetidos durante varios días.
La evidencia mostró que los pacientes fueron significativamente menos ansiosos y estuvieron más satisfechos después de la cirugía si habían escuchado música. También necesitaban menos analgésicos y reportaron significativamente menos dolor en comparación con los pacientes que no escucharon música. El tipo de música, la elección del paciente y el momento (antes, durante o después de la cirugía) no producía grandes diferencias en los resultados. Con todo, los pacientes deben ser capaces de elegir el tipo de música que les gustaría escuchar.
El poder de la música es evidente aunque aún no se conozca muy bien la razón de su poder. ¿Tal vez nos distrae del dolor? Quién sabe. Pues la música puede obrar diversos cambios en nuestro cuerpo, tal y como indica el neurólogo Anthony Smith en su libro La mente:
Aparentemente, la música puede: incrementar el metabolismo del organismo, alterar la energía muscular, acelerar la frecuencia respiratoria y convertirla en menos regular, reducir el umbral para diversos estímulos sensoriales, afectar a la presión arterial, y con ello a la circulación sanguínea.
Vía | IFLScience
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