Hasta ahora se sabía que la oxitocina, una hormona que surge del hipotálamo, tiene un efecto inhibidor del miedo en la amígdala, que es la estructura cerebral donde se origina (el miedo).
Pero investigadores de la Universidad de Lausanne (Suiza) han descubierto que dicha hormona solo bloquea algunas de las respuestas generadas por este sentimiento.
La oxitocina inhibe las respuestas que se proyectan de la amígdala al tronco del encéfalo (que comunica el cerebro anterior, la médula espinal y los nervios periféricos) y que causan la parálisis del individuo
Explica Ron Stoop, uno de los autores del estudio e investigador del Centro de Psiquiatría y Neurociencias de la Universidad de Lusanne.
Sin embargo, esta hormona no afecta a las respuestas que se proyectan de la amígdala al complejo vagal dorsal, área del tronco del encéfalo que regula la expresión fisiológica del miedo como la frecuencia cardíaca
Así, la oxitocina mantiene la sensación de miedo y permite al organismo actuar contra este sentimiento, pero sin hacer que el individuo se quede del todo inmóvil.
Además de reducir la sensación de miedo, la oxitocina ha atraído la atención de los científicos por sus efectos sobre el comportamiento (incrementa la confianza y las relaciones sociales) y el rol que desempeña en la conducta maternal y algunos procesos fisiológicos como el parto y la lactancia.
Por estos efectos sobre la conducta, la oxitocina es conocida como la ‘hormona del amor’.
Por otro lado, la oxitocina también resulta importante para el desarrollo de tratamientos terapéuticos contra el autismo, la esquizofrenia, la ansiedad y los trastornos causados por el miedo.
Mientras las benzodiacepinas (medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso central) eliminan la sensación de miedo, la oxitocina la mantiene intacta, pero permite al organismo actuar de una manera más judicial aunque la sensación de peligro permanezca
Señala Stoop.
Los expertos extraen estas conclusiones y han sido publicadas en la revista Science.
Vía | Science