Las personas más justas tienden más a la depresión que los egoístas

Un nuevo estudio publicado en Nature Human Behavior sugiere que aquellos que valoran la equidad económica tienen mayor probabilidad de estar deprimidos. Aquellos que son más egoístas en ese sentido tienden a ser más felices.

Tres tipos de personas

De acuerdo con el modelo de "orientación al valor social", los seres humanos pueden ubicarse en tres categorías aproximadas, en función de sus reacciones ante la inequidad económica.

El 60% de las personas son pro-sociales, lo que significa que prefieren que los recursos se distribuyan equitativamente entre todos. El 30% son individualistas, lo que significa que están principalmente interesados ​​en maximizar sus propios recursos. Aproximadamente el 10% son competitivos: para ellos, el resultado más importante es tener más que otras personas.

Masahiko Haruno ya había sugerido en Nature Neuroscience que las estructuras cerebrales primordiales como la amígdala "se encuentran en el núcleo de la orientación prosocial". En el estudio, los prosociales tienen una fuerte activación de la amígdala, una evolución antigua región del cerebro asociada a sentimientos automáticos de estrés, cuando se encuentran ante una inequidad económica.

En el nuevo estudio mencionado se abordó la cuestión de si este patrón pro-social de activación cerebral se correlacionaba con síntomas clínicos de depresión a más largo plazo. Examinaron los cerebros de prosociales e individualistas utilizando imágenes de resonancia magnética funcional. Como era de esperar, los prosociales tenían una gran actividad de amígdala cuando se veían expuestos a situaciones en las que el dinero se distribuía de manera desigual.

Un hallazgo adicional en este estudio fue que el hipocampo, otra región cerebral primitiva involucrada con respuestas de estrés automáticas, también mostró un patrón diferente de actividad entre pro-sociales e individualistas. Tras un test de depresión y un seguimiento posterior que duró un año, éstos también tendieron a padecer más casos de depresión.

No es tan extraño si tenemos en cuenta que los psiquiatras llevan sugiriendo durante mucho tiempo que ciertas características de la personalidad, incluida la empatía extrema y la propensión a sentirse culpable, están asociadas con el desarrollo de la depresión.

En general, los nuevos hallazgos son un poco desalentadores para los pro-sociales, pero también pueden contemplarse como una oportunidad. Los pro-sociales son propensos a experimentar culpa y estrés cuando se enfrentan a la inequidad económica, y esto parece estar conectado a algunas de las estructuras más profundas y automáticas del cerebro. Pero al entrenar procesos cerebrales de mayor nivel como la corteza prefrontal, los pro-sociales pueden aprender a controlar estas emociones y luchar contra la depresión. A través de la psicoterapia, uno puede tenerlo todo: una sensibilidad central a la inequidad que puede impulsar el comportamiento amable y la fuerza para mantener estas emociones bajo control para luchar contra la depresión.

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