En ciertos sectores hay una cierta obsesión por estimular a los bebés con el máximo de inputs posibles, con la esperanza de que desarrollen mayores habilidades mentales. Sin embargo, hay habilidades que deben aprenderse a determinadas a edades, no antes. Es el caso de la lectura.
Es al menos lo que sugiere un estudio llevado a cabo por investigadores de la Escuela Steinhardt de Cultura, Educación y Humanidades de la Universidad de Nueva York que ha publicado en Journal of Educational Psychology: los bebés no pueden aprender a leer, por mucho que lo intentemos.
El estudio se realizó con 117 bebés de entre 9 y 18 meses de edad, que fueron divididos al azar en dos grupos. Los niños del primer grupo recibieron un paquete con un DVD, tarjetas y libros para que fuesen empleados diariamente durante un período de siete meses; los bebés del grupo del segundo grupo, el de control, no recibieron estos materiales. En el transcurso de esos siete meses, los investigadores realizaron una visita a domicilio, cuatro visitas al laboratorio y evaluaciones mensuales sobre el desarrollo del lenguaje de los bebés.
Los resultados no mostraron ninguna diferencia entre los niños que recibieron este refuerzo en forma de DVD´s, tarjetas y libros respecto a los que no la tuvieron. En palabras de la investigadora principal, Susan Neuman:
Si bien no podemos decir con plena seguridad que los niños de esta edad no pueden aprender palabras impresas, nuestros resultados dejan en claro que ellos no aprendieron palabras impresas del producto mediático suministrado al bebé.
Sin embargo, sí se detectó un efecto innegable: había la creencia entre los padres de que sus hijos estaban aprendiendo a leer y que se habían beneficiado del programa en algunas áreas del desarrollo del vocabulario.
Los efectos más adelante
Con todo, la lectura sí que parece tener efectos positivos si se desarrolla a partir de los cuatro años. Concretamente, parece que el cerebro se “estiliza".
Es lo que sugiere un estudio llevado a cabo por Martha Farah y sus colegas investigadores de la Universidad de Pennsylvania en la Reunión Anual de la Sociedad de Neurociencia. Para llevar a cabo el experimento, seleccionaron a 64 niños a los que hicieron un seguimiento desde su nacimiento hasta la adolescencia, donde se evaluó su ambiente, se cuantificaron los libros y juguetes educativos, así como los estímulos proporcionados por los padres.
Diez años después, los científicos descubrieron que los niños que habían recibido más estimulación mental a los 4 años, incluido a través de la lectura, presentaban una corteza cerebral más delgada, más estilizada, lo que provoca que el procesamiento de información sea más eficiente.
Vía | ScienceDaily
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