Muchos de nuestros gestos y muercas son instintivos y universales. Para descubrirlos, basta con echar un vistazo a diversos pueblos del mundo, a fin de descubrir las concordancias. Pero hay otra manera: examinar el feto en el útero materno, cuando aún no ha tenido contacto con ningún ser humano, y descubrir en qué gestos y muecas nos reconocemos.
Es lo que hizo un grupo de investigadores de las universidades de Durham y Lancaster mediante el empleo de escáneres de ultrasonido. El feto reveló un repertorio de expresiones faciales como la risa y el llanto. Algunas expresiones, incluso, sirven para averiguar el estado de salud del bebé, pues se vuelven más complejas entre las semanas 24 y 36.
También se bosteza enter las semanas 12 y 14 de gestación.
Según Robert Provine, el primer ensayo de muecas faciales se produce con el hipo, regulador del comportamiento rítmico que facilita funciones como la succión.
Ya nacido, las primeras expresiones faciales del bebé son las de alegría (a los cuatro meses) y sorpresa (entre los 6 y 8 meses). También reaccionan ante el asco, tal y como lo haríamos nosotros. Según Daniel Goleman, el gesto que expresa desagrado o asco en relación al olfato o el gusto es universal. Al ladear el labio superior y fruncir ligeramente la nariz, como ya observaba Darwin, intentamos cerrar las fosas nasales para evitar el olor nauseabundo o para expulsar el alimento tóxico.
¿Y la mueca de sorpresa? De nuevo Goleman sugiere que el arqueo de cejas que aparece en los momentos de sorpresa sirve para incrementar el campo visual, permitiendo que penetre más luz en la retina.
Vía | Inteligencia emocional de Daniel Goleman | Quo