Todos nos hemos visto obligados a hincar los codos alguna vez para estudiar para un examen. Y luego para otro más. Y ¿todo para qué? Para obtener una eventual titulación que nos proporcione un presunto puesto laboral bien remunerado o, en el caso de los más utópicos, una mente bien amueblada.
Pero ¿de dónde sacamos fuerzas de flaqueza para continuar adelante cuando la recompensa es tan lejana? Nuestros circuitos de recompensa han de tener un determinado nivel de dopamina para ir liberándola en pequeñas dosis cada cierto tiempo: así mantenemos la motivación a largo plazo.
No obstante, los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) tienen esta función alterada, de modo que no hay motivación a largo plazo. Ésa es la razón por la cual esta clase de niños son incapaces de atender a clase o estudiar una lección y, sin embargo, se pasan horas delante de la consola: el videojuego proporciona estímulos de recompensa inmediatos, puntos, bonificaciones, vidas extra, subidas de nivel, etc.
Hasta el momento, se creía que los niños aquejados de TDAH tenían la raíz de su problema en la voluntad o la mala educación, pero investigadores de la Universitat Autónoma de Barcelona y del Vall d´Hebron han demostrado que el problema radica en las profundidades del cerebro, más concretamente en el núcleo accumbens, una pieza esencial del estriado ventral, la región del cerebro relacionada con el placer y la recompensa.
Sussanna Carmona, investigadora de la unidad de Neurociencia Cognitiva de la UAB lo explica así:
A través de una resonancia magnética nuclear a 42 niños entre 6 y 18 años con TDAH, y otros 42 con la misma edad y sexo y sin ninguna anomalía cognitiva de conducta, hemos comprobado que el volumen de esta región, el estriado ventral, está reducido en los que tienen TDAH.
Tradicionalmente se pensaba que el TDAH sólo era una alteración cognitiva. Ahora se demuestra que también hay problemas para mantener la atención por alteraciones en el proceso de motivación. Por eso delante de la consola un niño con TDAH no se diferencia de un niño sin TDAH.
Así pues, quizá una de las soluciones que deberían estudiarse para ayudar a los niños con TDAH sería cambiar el modo de impartirles las clases, dándoles compensaciones inmediatas, como en un videojuego. Si me permitís la frivolidad, el método se me antoja parecido al que empleaba el protagonista de la película Crank para no morir víctima de un veneno: someterse continuamente a experiencias adrenalínicas para impedir que el veneno llegue a su corazón.
Si se puede mantener la atención en el juego de su consola y no en otras muchas actividades, es posible que su problema no sea atencional propiamente dicho, sino de alteraciones en el proceso de refuerzo, en el sistema de recompensa.
Vía | La Vanguardia
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