Las mujeres están más preocupadas de su aspecto y los hombres de sus recursos materiales porque eso es lo que atrae al sexo contrario

Que ambos sexos buscan lo mismo, lo que pasa es que lo buscan a través de rutas diferentes. Lo que buscan ambos sexos es la pareja más adecuada para reproducirse. Por supuesto, esto es una pulsión subyacente y no siempre se da en la misma intensidad. Pero está ahí y condiciona nuestras relaciones con el otro sexo, y hasta con nosotros mismos.

Y esto es algo tan biológico que incluso las personas ciegas valoran de la misma manera que las personas no ciegas a los miembros del otro sexo, es decir, los hombres valoran el atractivo físico de las mujeres y las mujeres, el estatus y los recursos materiales del hombre. Es lo que sugiere este estudio realizado por investigadores de la Universidad de Aberdeen.

Belleza y dinero

Ambos sexos, en el ámbito de una relación duradera que busca tener hijos y criarlos conjuntamente, tienen roles predefinidos. Estos roles no son culturales, o no del todo, sino que son biológicos. Los hombres pueden dejar embarazada a su pareja sin invertir nada más que un orgasmo. Las mujeres, sin embargo, tienen que acarrear varios meses con la gestación y no pueden volver a quedarse embarazadas durante ese tiempo. Cuando nuestros cerebros se forjaron, es decir, en esa época en la que nos gustaban las grasas y azúcares porque en caso contrario nos íbamos a extinguir, también eran los hombres que los traían recursos a casa mientras las mujeres se cuidaban más de la crianza.

Por esa razón, un hombre no se fijaba tanto en las habilidades de las mujeres a la hora de obtener recursos, sino en otra cosa: que su genoma estuviera sano, que sus hijos pudieran recibir una buena herencia genética, buena salud, buena alimentación, etc. Los hombres que sentían predilección por los pechos, las caderas anchas, la dermis limpia, la simetría facial y otros rasgos, eran hombres que tenían mayor probabilidad de reproducirse exitosamente porque esos rasgos se traducían en una prole más sana.

Por ejemplo, unas caderas anchas favorecían una mejor gestación; unos pechos generosos, una futura alimentación; una dermis limpia, una pista de que no hay enfermedades parasitarias o de otro tipo; cierta simetría facial, que no había alteraciones genómicas; y la juventud pues está asociada a una mayor capacidad reproductiva (no así en los hombres, cuya edad no está tan ligada a ese factor).

Los hombres que no se fijaban en estos rasgos, o se fijaban en otros no relevantes (como el codo o la rodilla) eran del mismo tipo de los que no sentían predilección por grasas o azúcares. Es decir, hombres que no se reprodujeron. Los hombres actuales son descendientes de los que sí lo hicieron existosamente.

¿Y las mujeres? ¿Cuáles eran las que tenían más éxito reproductivo? En primer lugar, las que se fijaban en los hombres fuertes, fértiles. Estos daba la casualidad que eran los que tenían hombros anchos, mandíbula cuadrada, cierta simetría facial, voz grave, etc. Y, también, los hombres que eran resolutivos, astutos, estrategas... buenos conseguidores de recursos. Es decir, rasgos que están asociados con la... inteligencia.

Así que las mujeres se sienten atraídas por la inteligencia de los hombres de igual modo que se sienten atraídas por las grasas y los azúcares. Y de igual modo en que los hombres se sienten atraídos por la juventud o la lozanía de una mujer. Y por eso en todos los estudios sobre los rasgos que resultan atractivos a uno u otro sexo se dan todas estas constantes. Las mujeres necesitan hombres capaces de obtener recursos para la prole, y los principales predictores de la adquisición de recursos son la inteligencia y el trabajo duro.

Por esa razón, las mujeres son tan sensibles a todas las pistas que indiquen inteligencia y trabajo duro. Una de las principales pistas es: el dinero. Podéis profundizar en todo ello en el siguiente vídeo:

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