A pesar de la creciente representación de las mujeres en el ámbito científico, las brechas de género en las publicaciones y citas han seguido ampliándose desde mediados del siglo pasado.
Un nuevo estudio ha encontrado una explicación: las mujeres son más propensas que los hombres a abandonar la ciencia, lo que reduce sus carreras editoriales.
Abandono de carreras
El estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, utilizó la base de datos de Web of Science para reconstruir las carreras editoriales de casi 8 millones de científicos entre 1900 y 2016.
A continuación, los análisis se enfocaron en 412 808 científicas y 1 110 194 científicos que no habían publicado desde 2010, lo que indicaba que sus carreras editoriales habían terminado. En promedio, los hombres tenían carreras significativamente más largas (11,0 años) que las mujeres (9,3 años), medido como el tiempo transcurrido entre su primer y último artículo.
Si aquí interpretamos 'bueno' en términos de productividad y / o número citas, vemos que las mujeres son bastante similares a los hombres, siempre que permanezcan en el sistema y no abandonen. La cuestión es que lo hacen.
Los investigadores también encontraron que, en comparación con los hombres de la misma disciplina, las mujeres recibieron un 38,4% menos de citas. Esta brecha se redujo al 12.0% cuando se controló la duración de la carrera.
Cuando se comparó a las mujeres con los hombres que tenían el mismo número de publicaciones, de hecho recibieron un 0,8% más de citas.
Es decir, que si bien muchas iniciativas para reducir la desigualdad de género se centran en aumentar la visibilidad de las mujeres en la ciencia y en la autoría de estudios científicos, los resultados de este análisis sugieren que estas iniciativas pueden no abordar las causas reales del problema: que las mujeres no tienen incentivos para continuar con sus carreras científicas.
El problema es que no se conoce muy bien las razones por las cuales las mujeres abandonan. ¿Prefieren centrarse en la familia? ¿Se sienten intimidadas o escrutadas? ¿Tienen menos necesidad de escalar laboralmente porque ello no resulta atractivo para el sexo contrario? Resulta difícil saber las razones porque las personas, al ser interrogadas por ellas, pueden no ser sinceras, o sencillamente no son capaces de serlo.
Pandemia
Según un análisis publicado en Vox EU, el porcentaje de mujeres que firmaron papers en los cuatro primeros meses de 2020 es similar al de 2019, en torno a un 20%. Sin embargo, si nos detenemos sólo en los estudios que tratan sobre la pandemia del coronavirus, que se han hecho rápidamente y en periodo de confinamiento, la proporción de mujeres baja hasta el 12%.
Otro estudio para Nature Index analizó más de 300 000 preprints publicados en 11 repositorios de diversas disciplinas, firmados por más de un millón de autores en total, constatándose una caída significativa de la proporción de mujeres en marzo y abril.
Ello quizá nos puede dar una pista: en un ámbito más casero o familiar, las mujeres producen menos. Pero ¿lo hacen porque tienen más incentivos para cuidar de la casa? ¿Abordan más tareas familiares porque el hombre las descuida? Las razones, de nuevo, son difíciles de aislar, y dependemos de muchos detalles particulares en cada una de las interacciones y contextos.
Ello no es óbice ni cortapisa para continuar investigando las razones que subyacen a este descenso de estudios firmados por mujeres: en un mundo donde cada vez es más importante la investigación científica, no nos podemos permitir prescindir del empeño y el talento de la mitad de la población por razones que, quizá, y solo quizá, se podrían amortiguar.
Y para esclarecer los nodos causales de esta jungla tal vez inextricable, habra que tener también en cuenta la razón que subyace al hecho de que los estudios en los que las mujeres aparecen como autoras destacadas reciban menos citas que aquellos con hombres en una posición equivalente, según este estudio de 2013.
Habida cuenta de toda la complejidad que tenemos por delante, quizá la solución de establecer cuotas en las citas (como ya se está haciendo) no sea una solución idónea, ni siquiera efectiva, sino un contrapeso que eclipsa los verdaderos motivos y problemas que subyacen a los diferentes roles que hombres y mujeres desempeñan en el entorno laboral. Naturalmente, eso no significa que debamos rendirnos y no hacer nada, sino actuar más como zorros que como erizos:
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