El sexismo benevolente, o BS, se refiere a "una actitud afectuosa pero paternalista que trata a las mujeres como personas que necesitan la ayuda, protección y provisión de los hombres (es decir, que trata más a las mujeres como niños en vez de adultos).
Sin embargo, a pesar de que esta clase de sexismo acarrea muchas consecuencias perjudiciales para las mujeres (como socavar su competencia, restringir su libertad, limitarlas a la cocina), las mujeres parecen preferir a los hombres sexistas benevolentes, como ya han sugerido algunos estudios. Un nuevo estudio, sin embargo, explora las razones para ello.
Ventajas del sexismo benevolente
La explicación más generalizada de que las mujeres acepten esta clase de sexismo es que, sencillamente, no son conscientes de él o de sus implicaciones: forman parte del propio sistema sexista. Como un esclavo que defiende su estatus de esclavo. Inconscientemente, las mujeres adoptarían también este rol para obtener beneficios pragmáticos tales como protección, provisión y afecto cuando se ven rodeadas de hombres que tienen actitudes de sexismo verdaderamente hostil.
Los autores de este estudio quisieron comprobarlo, y también comprobar el alcance de otro supuesto basado en perspectivas evolutivas y socioculturales con respecto a las preferencias de pareja femenina, lo que sintonizaría con la hipótesis de la inversión parental: es decir, que a la hora de tener descendencia, las mujeres invierten más que los hombres y requieren mayormente de hombres fuertes y que sepan obtener recursos.
Para llevar a cabo el estudio se estrevistó a 782 mujeres de diferentes edades de aproximadamente 17 a 50 años en cinco experimentos separados. Los resultados, en efecto, verificaron que las mujeres encontraron que un hombre con actitudes de sexismo benevolente era más atractivo, tanto en contextos románticos como laborales. También demostraron que las mujeres eran muy conscientes de que estos hombres estaban siendo condescendientes con ellas. Otro dato importante: que las mujeres se describieran a sí mismas como muy feministas no parecía ser un factor importante en los resultados.
Lo que no parecía influir decisivamente es que, alrededor de la mujer, hubiera otros hombres sexistas hostiles para que el atractivo de los sexistas benevolentes aumentara de algún modo.
Con todo, tal y como advierten los autores, todavía queda mucho camino para establecer relaciones causa-efecto y explorar en profundidad por qué las mujeres tienen unas u otras preferencias en una jungla inextricable de influencias culturales y genéticas. También hay muchas cosas que aún deben abordarse.
Por ejemplo, ¿diferencian las mujeres entre el comportamiento masculino que es genuinamente benevolente y el que tiene la intención de socavarlas? Si las mujeres pueden notar la diferencia, ¿cómo reaccionan? ¿Tienen formas de defenderse contra ella? "Las mujeres dicen que prefieren a los hombres benevolentes, pero sería interesante ver si las mujeres que tienen parejas benevolentes tienen una mayor satisfacción de relación", señala uno de los autores.
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