Después de la escabechina del último capítulo de Juego de Tronos (dispensad el ligerísimo spoiler), ahora toca permanecer un mes en barbecho, así que es la oportunidad perfecta para analizar la serie desde todos los puntos que podamos a fin de combatir el síndrome de abstinencia. Por ejemplo, ¿por qué el gigantesco Hodor repite siempre su nombre y no dice absolutamente nada más?
En realidad podríamos resolverlo todo aludiendo a que George R.R. Martin, el autor, así lo ha querido, pero la neurociencia también tiene algo que decir al respecto.
Hodor, en primer lugar, no repite su nombre en el mismo tono, sino con diferentes inflexiones de voz, como si cada inflexión viniera a significar una cosa. Hodor también capaz de seguir instrucciones, y comportarse de una manera socialmente apropiada (hasta cierto punto). Habida cuenta de estos síntomas, podríamos estar frente a un caso de afasia de Broca, una condición neurológica causada generalmente por un golpe localizado en la parte frontal del cerebro, en el lado izquierdo. Por este motivo es frecuente que esta afasia vaya acompañada a menudo de una hemiplejía o hemiparesia. Algunos pacientes, sin embargo, tienen dañada la parte del cerebro por otras causas, como un tumor.
Descrita por un médico francés del siglo XIX llamado Paul Broca, este tipo de afasia se caracteriza por la casi imposibilidad para articular palabras y el empleo de frases cortas, como si fuera un indio de una película antigua del Oeste. Por ejemplo, puede decir, "caminar perro" para expresar que sacará al perro de paseo. También suelen estar alteradas la denominación, la lectura (alexia) y la escritura (agrafía). Aunque, bien, en Juego de Tronos casi nadie sabe leer o escribir.
Paul Broca había descrito la enfermedad a través de un paciente que tenía una lesión en la parte frontal izquierda de su cerebro y que sólo podía decir una sola palabra: "Tan". A pesar de que el paciente no se llamaba Tan, llegó a ser conocido por ese nombre. De igual modo, si leemos las obras de Martin descubrimos que Hodor tampoco se llama Hodor, sino que es la única palabra que sabe decir, y por tanto acaba siendo el nombre por el que los demás se refieren a él.
En cierta ocasión, Theon Greyjoy había comentado que Hodor sabía muy pocas cosas, pero que no cabía duda de que al menos sabía muy bien cómo se llamaba. Cuando Bran se lo contó, la Vieja Tata se echó a reír con cloqueos de gallina, y le confesó que el verdadero nombre de Hodor era Walder. Nadie sabía de dónde había salido lo de Hodor, pero cuando empezó a repetirlo constantemente pasaron a llamarlo así. Era la única palabra que decía.
En contraposición de la afasia de Broca, también se ha descrito la afasia de Wernicke: estos afásicos pueden hablar con oraciones largas que, sin embargo, carecen de significado; agregan palabras innecesarias y neologismos y cambian unas palabras por otras. Casi como en algunos debates televisivos sobre política.
En consecuencia, Tan, y también Hodor, demuestran a los neurocientíficos un par de cosas principales sobre nuestra capacidad para el lenguaje:
Las diferentes características de la lengua son controladas por diferentes partes del cerebro, y los daños en una región pueden no afectar a la capacidad de otros.
El discurso es algo mucho más complicado que simplemente unir una cadena de palabras, ya que mucha de la información que obtenemos de la expresión es independiente de las propias palabras.
Vía | Mother Jones
Foto | HBO | Wellcome Library
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