Si bien tildamos alegremente a un tipo muy sucio como un cerdo (inmerecidamente, porque el cerdo es un animal especialmente limpio), lo cierto es que las personas, aunque a veces lo parezcan, y mucho, son personas, no animales. Sin embargo, hay personas que se creen animales.
Que se lo creen de verdad.
Al menos es lo que sugieren algunas investigaciones psicológicas. Por ejemplo, Aaron Kulick, psiquiatra de la facultad de Medicina de Harvard, publicó en 1990 un informe acerca del caso de un hombre que creía ser un gato. El paciente incluso decía comunicarse con maullidos con otros felinos.
Es lo que se denomina licantropía: el delirio de creerse un animal. El nombre procede del mito griego de Licaón, a quien Zeus transformó en lobo.
El informe se publico en The Journal of Nervous and Mental Disease.
Otro caso lo presentó Paul Keck, también de Harvard, que fue el principal autor de un estudio realizado en 1998 titulado “Lycanthropy: Alive and Well in the 20th Century”. En el estudio se revisaban cinco casos, tres de lobos y dos de perros. También se aportaron doce nuevos casos: seis se identificaban con la especie canina, dos creían ser gato, una, jerbo, una más, pájaro, y finalmente dos que no se identificaban con ningún animal en concreto pero que presentaban conducta asilvestrada, como gruñir, ulular, reptar y aullar.
Actualmente, la licantropía se considera una enfermedad psiquiátrica.