Un niño al que se le ha extirpado una gran parte del cerebro para aliviar su epilepsia severa aún puede hacer uso de sus funciones cognitivas normalmente, lo que muestra cuán adaptables pueden ser nuestros cerebros.
Concretamente, los cirujanos eliminaron un tercio del hemisferio derecho de su cerebro justo antes de que cumpliera siete años. Esta cirugía de "lobectomía" eliminó todo su lóbulo occipital, que lleva a cabo el procesamiento visual, y la mayor parte de su lóbulo temporal, que procesa la información visual y auditiva.
Lobectomía
Los investigadores querían descubrir cómo el cerebro del niño se recuperaría después de perder uno de sus centros visuales: generalmente tenemos dos, uno en cada hemisferio del cerebro.
Una pregunta clave era qué pasaría con las capacidades visuales de "orden superior" del niño, como ser capaz de reconocer caras y objetos, principalmente el trabajo del hemisferio derecho. Al estudiar el cerebro y el comportamiento del niño durante tres años después de la cirugía, el equipo pudo ver qué partes de su cerebro pudieron recuperarse. Sorprendentemente, descubrieron que su intelecto, percepción visual y habilidades de reconocimiento de rostros y objetos eran todas normales para su edad.
Lo único que no puede hacer es ver todo el campo visual. Es esencialmente ciego a la información en el lado izquierdo del mundo. Cualquier cosa a la izquierda de su nariz no se transmite a su cerebro, porque el lóbulo occipital en su hemisferio derecho está ausente y no puede recibir esta información.
Si bien la capacidad del niño para "ver" con el lado derecho de su cerebro nunca se recuperó, el equipo descubrió que su hemisferio izquierdo se reorganizó para asumir tareas de alto nivel como el reconocimiento facial y de objetos. Este hemisferio normalmente está más involucrado en tareas como el reconocimiento de palabras.
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