Siempre me han resultado inspiradoras las historias de personas que tienen un buen trabajo, un buen sueldo, una vida solucionada pero, de repente, lo dejan todo para cambiar su estilo de vida de forma radical. Por eso, a pesar del tufillo de autoayuda que desprende, me encantan libros como La semana laboral de 4 horas, de Timothy Ferriss (y, además, presenta muchos datos prácticos que todos nosotros podemos llevar a cabo en nuestra vida cotidiana).
El caso de Adam Herscher, cofundador y CEO at HasMetrics, podría entrar perfectamente en la lista de casos paradigmáticos de ese libro. Porque Herscher llegó a tener un sueldo de 254,895 dólares al año trabajando para Microsoft. Pero un día se reunió con sus jefes y decidió dejarlo. ¿Es por dinero?, le preguntaron. No, el dinero no tenía nada que ver en aquella decisión. Herscher estaba pasando por un momento "Jerry Maguire".
Trabajo y más trabajo
Porque si bien en Microsoft disponía de un equipo excelente, todo era demasiado grande, había demasiada gente, demasiados equipos, demasiadas cribas, jerarquías y opiniones. Recordemos la Ley de Joy: la gente más inteligente trabaja en su mayoría para otro (menos inteligente)
Allí, Herscher era solo uno más, y había olvidado la sensación de crear algo desde las tripas, desde la intuición, sin ser sepultado por una montaña de estadísticas y prevenciones. Además, a medida que su sueldo aumentaba, también lo hacía el número de horas que trabajaba y el estrés al que estaba sometido. De algún modo había sido atrapado en unas esposas de oro.
Como gerente de Microsoft había sido adiestrado para detectar las razones por las cuales un empleado podría desear dejar su trabajo, gracias a libros como The Carrot Principle, tiene una gran lista de indicadores aquí ). Pero ahora era su vida la que debía someter a revisión, así que, durante una lluviosa tarde en Seattle, acurrucado bajo la manta de casa, escribió las razones por las que había permanecido tanto tiempo en Microsoft:
Ver el impresionante impacto de mi trabajo.
Las personas inteligentes con las que me gusta trabajar con todos los días.
Jefe inteligente que pasa a través de burocracia y protocolos y reduce al mínimo los gastos generales.
Lealtad al administrador, empleados, compañeros.
El dinero en el banco para financiar mi propio estilo de vida.
Sentirme reconocido / apreciado por lo que hago.
Buscando una nueva vida
Herscher dejó Microsoft, se centró un poco más en su vida, y llevó a adelante un proyecto profesional más pequeño y personal. Algo que de verdad le hiciera feliz. Doblegando esa máxima de que en Estados Unidos hay que trabajar para ser feliz (al contrario que en Europa, donde se valora más el tiempo libre).
Al fin y al cabo, las empresas demasiado grandes despersonalizan. Ya sea por una cuestión cultural o neurobiológica, tendemos a no ser capaces de asimilar cifras muy elevadas de personas con las que interactuar (una media que, según Robin Dunbar, se sitúa entre los 150 individuos). Algunos experimentos empresariales en los que no se ha permitido que las empresas crezcan más allá de los 150 individuos sin antes escindirse, como ocurre con Gore-Tex, parecen tener empleados más satisfechos. Herscher lo intuyó, y por eso quiso arriesgarse a hacer lo que de verdad le gustaba.
Vía | Linkedin
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