Los rasgos de la personalidad resultan tan variopintos, tan miriónimos, que emprender la empresa de clasificarlos ha durado años, empezando por una clasificación enciclopédica casi inabarcable, y finalmente acabando por una síntesis mucho más manejable.
La primera gran clasificaciones de rasgos de la personalidad la concibió el psicólogo estadounidense Gordon Allport, siguiendo la llamada hipótesis “léxica” de la personalidad, que estipulaba que todos los términos significativos relacionados con el carácter, por definición, podían ser codificados por el lenguaje.
Tras bucear en el Webster´s New International Dictionary, Allport hizo una lista de casi 18.000 palabras. Tras suprimir las descripciones de rasgos no duraderos (como eufórico o avergonzado), la lista se redujo a 4.500 palabras. Es decir, presuntamente 4.500 rasgos de la personalidad.
En 1946, la lista de Allport fue podada por Raymond Cattell, eliminando sinónimos e introduciendo algunos artículos adicionales de investigación de laboratorio. Cattell obtuvo así 171 palabras. Tal y como explica Kevin Dutton en su libro La sabiduría de los psicópatas:
Usando esas descripciones para generar escalas de clasificación, se las enseñó a unos voluntarios. Su tarea era muy sencilla: evaluar a sus conocidos basándose en las etiquetas proporcionadas. El análisis reveló una estructura de personalidad muy intrincada compuesta de treinta y cinco grupos de rasgos importantes a los que Cattell se refirió, algo esotéricamente, como “esfera de la personalidad”. A lo largo de la década siguiente fue afinando mucho más, con la ayuda de los ordenadores de primera generación y la brujería embrionaria del análisis factorial, y fue más allá todavía, hasta dieciséis factores primarios.
En 1961, los 16 rasgos de Cattell fueron condensados en 5 factores recurrentes por parte de dos investigadores de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, Ernest Tupes y Raymond Christal. Esos 5 rasgos son: extraversión, amabilidad, formalidad, estabilidad emocional y cultura.
En los últimos veinte años, Paul Costa y Robert McCrae, del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, han desarrollado una prueba de personalidad estándar llamada Inventario de Personalidad NEO:
Los psicólogos en realidad no se ponen de acuerdo, si les es posible, pero en este caso es difícil evitarlo. Apertura a nuevas experiencias, responsabilidad, extraversión, amabilidad e inestabilidad emocional o neuroticismo constituyen el genoma de la personalidad humana. Y todos somos una suma de nuestras partes (…) Cada uno de nosotros, en el firmamento infinito algorítmico del espacio de la personalidad, tiene sus propias coordenadas personales, dependiendo de la precisión con la que caigamos en cada uno de estos cinco factores o rasgos. O como se suelen llamar habitualmente, los “Cinco Grandes”.
El NEO PI-R uno de los instrumentos más prestigiosos para la evaluación de la personalidad normal. La estructura de los “cinco grandes” factores de la personalidad que se recoge en el NEO se ha convertido en una de las más sustentadas y utilizadas. Cada factor se descompone en seis facetas, lo que permite un análisis de la personalidad más fino, obteniendo 35 puntuaciones diferentes.
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