Con un simple golpe de ojo nos forjamos una primera impresión de un desconocido. Enseguida sabemos si nos transmite confianza (llevar corbata ayuda, aunque los banqueros la hayan devaluado) o si, por el contrario, debemos empezar a cambiar de acera. A la misma velocidad (o incluso antes) un hombre es capaz de determinar si una mujer es atractiva.
Para saber cuáles son los rasgos que producen mayor puntuación masculina, Nicolas Guéguen, investigador de ciencias del comportamiento de la Universidad de Bretagne-Sud, realizó un curioso experimento al respecto: poner distintos tipos de chicas en la carretera haciendo autoestop y comprobar quiénes tenían más éxito.
Cuando circulas en coche no tienes tiempo de evaluar la belleza del rostro de un autoestopista, así que los rasgos que se modificaron en cada experimento fueron los más visibles y presuntamente atractivos para los hombres: pelo y pechos, básicamente.
En el experimento de los pechos, la chica tenía que cambiar artificialmente el tamaño de sus pechos cada cien intentos de parar un coche. A medida que el pecho aumentaba, el número de paradas de coche conducido por hombres se incrementaba (no así el de conductoras femeninas).
El tamaño de los pechos es crucial. No en vano, en 2008 se realizaron 307.230 operaciones de pecho en EEUU. Fue la operación número 1 en cirugía estética, seguidas por rinoplastias (279.000) y liposucciones (245.000).
En un segundo experimento se probó con distinto color de pelo. Las rubias tuvieron más éxito en la carretera bretona donde se realizó el experimento. Pero, ¿por qué? Según el neurocientífico V. S. Ramachandran es por la piel pálida que suele acompañarlas: ahí es más fácil observar la salud, edad e interés sexual. Cuando se pide a la gente que puntúe diferentes características de la personalidad a partir de una fotografía, tiende a juzgar a las rubias más dulces, débiles y sumisas. Aunque tal vez estemos asistiendo a un simple estereotipo.
Finalmente, se realizó un tercer experimento con distintos colores de camiseta: negro, blanco, amarillo, rojo, verde o azul, tal y como explica Pierre Barthélémy en su libro Crónicas de ciencia improbable:
Los distintos colores quedaron más o menos empatados, salvo el rojo, que hizo detenerse a más de un conductor de cada cinco, contra uno de cada siete, por término medio, de los demás colores. El rojo, asociado a la mujer fatal, es el color que exhiben en el perineo nuestras primas, las hembras de babuino, de macaco o de chimpancé, durante su fase fértil. Asimismo, algunos investigadores consideran que si el rostro de las mujeres en período de ovulación resulta más atractivo, tal vez sea porque está más vascularizado y, por lo tanto, es más rojo.
El rojo es un color fascinante. Por ejemplo, el compuesto que da el color rojo a la manzana, la antocianina, es el mismo que produce el color rojo en rosas, petunias y otras flores. Después de escudriñar las estadísticas de los combates de los Juegos Olímpicos de Atenas de 2004, descubrieron que vestir de color rojo aumenta las probabilidades de ganar. Al parecer, las huchas petitorias rojas recaudan más dinero: quizá porque provocaba una sensación de urgencia.
Imágenes | Pixabay
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