Un gen que evolucionó en humanos hace más de 3 millones de años aceleró el crecimiento del cerebro. Concretamente, una reorganización aleatoria en el genoma de nuestros antepasados permitió que nuestros cerebros crecieran tres veces más.
Es lo que sostiene en un reciente estudio David Haussler, de la Universidad de California, Santa Cruz, que estaban comparando el desarrollo del cerebro en humanos y monos cuando encontró una diferencia clave. Un gen llamado NOTCH2NL.
NOTCH2NL
Este trabajo identifica los genes que ayudan a construir el neocortex, la arrugada capa externa del cerebro que le proporciona a los humanos nuestra capacidad de pensar, planificar y razonar. Concretamente son tres genes.
Hasta ahora, los genes habían sido inexplorados, enmascarados por un error en la versión publicada del genoma humano. Estos genes, y otros únicos para los humanos, ofrecen pistas sobre lo que nos separa de los chimpancés.
Hace aproximadamente 6,5 millones de años, los humanos y los chimpancés divergieron de un ancestro común. Unos millones de años después de eso, el tamaño del cerebro humano comenzó a crecer a gran velocidad. Hoy en día, el neocórtex humano es aproximadamente tres veces más grande que la de un chimpancé, pero los investigadores no han identificado todos los factores genéticos que son responsables de esta diferencia.
Desde que los humanos y los chimpancés se separaron, el genoma humano ha sufrido aproximadamente 15 millones de cambios, ajustes en las letras de ADN que componen nuestro libro de instrucciones genéticas. Haussler y sus colegas habían estado cultivando estructuras cerebrales embrionarias en el laboratorio, buscando diferencias entre las de humanos y las de monos rhesus. Su equipo estaba tratando de identificar los genes que estaban activos solo en el desarrollo de cerebros humanos. Dichos genes podrían incluir una clave para el tamaño del cerebro humano y, por consiguiente, de la inteligencia humana.
Un candidato prometedor es un gen llamado NOTCH2NL. Es un pariente de NOTCH2, un gen que los científicos sabían que era fundamental para el desarrollo temprano del cerebro. NOTCH2 controla las decisiones vitales con respecto a cuántas neuronas deben formarse.
Sin embargo, cuando el equipo trazó un mapa de la ubicación precisa de NOTCH2NL en el genoma, descubrieron que el gen no estaba realmente en la región cromosómica relevante después de todo. Con todo, eso cambió con la siguiente versión oficial del genoma humano, la versión 38. En esta iteración, NOTCH2NL se ubicó en la región crucial.
Por si fuera poco, el análisis genético de varias especies de primates reveló que los tres genes existen solo en humanos y sus parientes recientes, los neandertales y los denisovanos, no en los chimpancés, los gorilas o los orangutanes. Además, el momento justo del surgimiento de estos genes coincide con el período en el registro fósil en que los cráneos de nuestros ancestros comenzaron a aumentar.
Todo ello sugiere de una forma bastante evidente que los genes NOTCH2NL jugaron un papel fundamental a la hora de aumentar el tamaño del cerebro humano.
Además, las desviaciones en el número de copias de estos genes podrían relacionarse con trastornos neurológicos distintos al tamaño anormal del cerebro, como el autismo. Sin duda, un paso fundamental no solo para entender por qué poseemos capacidades cognitivas especiales, sino también qué cambios genéticos provocan que las perdamos en algún sentido.
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