Con muchas ganas de echarle el guante al último libro del psicólogo cognitivo Steven Pinker, “The Better Angels of Our Nature: The Decline of Violence in History and its Causes” (Los ángeles nobles de nuestra naturaleza: El declive de la violencia en la historia y sus causas), un tomo voluminoso donde argumenta y aporta datos sobre una idea que ya ha reflejado en varios de sus libros y conferencias (que la humanidad es cada vez menos violenta, sobre todo en el entorno urbano), me he topado esta mañana con una noticia que contradice la tesis de Pinker: se ha percibido un incremento sustancial de violencia en el mundo, pero de la vinculada a la religión.
Según un estudio del Pew Research Center’s Forum on Religion & Public Life, casi un tercio de la población mundial (2.200 millones de personas) padece hostilidades sociales o restricciones por su fe, y ese segmento de la población ha sufrido un incremento de las mismas entre mediados de 2006 y mediados de 2009. A nivel global, las hostilidades religiosas se incrementaron en 23 países de nuestro planeta en ese mismo periodo (en un 12% de las naciones).
El estudio contempla las hostilidades sociales como actos que supusieron algún tipo de agresión a individuos, organizaciones o grupos sociales por su religión. La región del medio este y norte de África presentó las mayor proporción de países en los que aumentaron las restricciones religiosas.
Las restricciones religiosas son especialmente frecuentes en 59 países. En éstos, están prohibidas acciones como la blasfemia, la apostasía o la difamación de la religión. Si bien estas leyes son a menudo promovidas como una forma de proteger la religión, en la práctica sirven para castigar a las minorías religiosas, cuyas creencias son valoradas como heterodoxas o heréticas. Así, en casi tres cuartos de todos los países del mundo, ciudadanos o grupos cometieron crímenes, actos maliciosos o violencia, motivados por odios o prejuicios religiosos.
Grupos terroristas relacionados con la religión permanecían activos en 74 países de todo el mundo, a mediados de 2009.
Vía | Tendencias21