Ahora que hemos empezado en nuevo año, muchos de nosotros hemos recapitulado todo lo acontecido en 2014, y también nos hemos impuesto una serie de cambios o metas para el 2015. En definitiva, hemos puesto los ojos en el pasado para entendernos mejor y en el futuro para soñar con nuevas ilusiones.
Sin embargo, a menudo nos olvidamos de analizar con el mismo interés el momento presente, los instantes que exprimimos cada día, ya sean celebraciones familiares, cenas con amigos o vicisitudes cotidianas.
Porque una de las claves para sentirse más feliz parece que reside en el hecho de ser conscientes de nuestro presente, es decir, tener la mente en lo que uno está haciendo en vez de pasarnos todo el tiempo soñando despierto. En otras palabras, pensando en las cosas que realmente no están ocurriendo en vez de estar mentalmente involucrados en el momento presente, parece que nos hace sentirnos menos feliz.
Al menos es lo que sugiere una investigación realizada por Matt Killingsworth, de la Universidad de Harvard. Asimismo, Killingsworth ha descubierto que aún cuando pensamos en algo agradable nos sentiremos más felices si nos concentramos en la experiencia que estamos viviendo en la realidad, incluso si ésta experiencia no es tan agradable, como encontrarnos en mitad de un atasco de tráfico, por ejemplo.
El presente feliz
En su charla TED, Killingsworth explica sintéticamente cuáles son las claves que residen en vivir el momento presente como forma de obtener mayor satisfacción vital. Y para descubrir que la gente es a menudo más feliz cuando está concentrada en sus quehaceres cotidianos, empleó una herramienta llamada Track Your Happiness ["Rastrea tu felicidad"], una aplicación que le permitió a la gente informar sobre sus sentimientos en tiempo real.
Con todo los datos recogidos y tabulados (básicamente los obtenidos de preguntar aleatoriamente a la gente qué estaba haciendo y cómo se sentía en diversos momentos del día) Killingsworth también descubrió que cuanto más se distraiga nuestra mente, menos potencialmente felices seremos.
La razón de esto parece estar relacionada con el hecho de dejar de vivir el presente, que es el momento que podemos gestionar: cuando pensamos en cosas que no tenemos delante, que no sucederán hasta después o que ya han sucedido, ello nos puede generar estrés, en parte porque no podemos hacer nada en ese instante para modificarlas (según Killingsworth pasamos en promedio 47% del tiempo divagando).
Concentrarnos en lo que hacemos cotidianamente es lo que propone el psicólogo Daniel Goleman en su libro Focus:
Las personas que logran un máximo rendimiento (ya sea en la educación, los negocios, el deporte o las artes) utilizan intuitivamente formas de focalización y de atención plena. El quid no está en practicar la concentración durante muchas horas, sino en la forma como prestamos atención a lo que hacemosy como absorbemos los feedbacks para autocorregirnos.
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