Quienes me conocen saben que frecuento diversas cafeterías para darle a la tecla y escribir a destajo, sobre todo si tengo un dead line crítico. El runrún de la cafetería amortigua los ruidos que distraen, y también ayuda el ritual de tomar el café (y la cafeína), así como el hecho de que en una cafetería te puedes aburrir mucho... así que trabajar es una forma de escamotear ese aburrimiento.
Esta idea, sin embargo, parece haber sido confirmada por un reciente estudio realizado por investigadores japoneses que ha sido presentado en la Reunión Anual de la Sociedad Acústica.
El estudio de marras ha sido llevado a cabo por Takahiro Tamesue, de la Universidad de Yamaguchi en Japón, y la conclusión es que los ruidos y los murmullos no distraen tanto como las conversaciones de colegas de oficina: sencillamente nuestro cerebro no presta tanta atención a los diálogos del café porque no están vinculados a nuestro entorno laboral, no nos interesan tanto per se.
Tal y como lo explica Tamesue:
Las conversaciones cercanas a menudo alteran la rutina laboral en las oficinas abiertas. Debido a que es difícil insonorizar una instalación como esta, un modo de enmascarar las conversaciones que pueden distraer es poner otro tipo de sonido que no tenga ningún significado. Nuestro experimentos sugieren que al diseñar entornos sonoros en espacios utilizados para tareas cognitivas, como un lugar de trabajo o escuelas, sería apropiado considerar no sólo el nivel de sonido, sino también la significación del ruido presente.
Vía | Quo
Imagen | blu_pineappl3
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