Cuando vas al instituto es corriente que un día llegue una grupo de psicólogos y te sometan a un test para medir tu cociente intelectual. Recibes un número y ese número te acompaña el resto de tu vida. Es lo que eres.
Sin embargo, cada vez hay más evidencias de que el CI varía con el tiempo y que puede aumentar o disminuir según cuál sea nuestro estilo de vida. Según un estudio publicado en Nature, realizado por la University College de Londres y dirigido por Cathy Price, el CI puede aumentar o disminuir durante la adolescencia.
El estudio se llevó a cabo en 2004 con adolescentes con edades comprendidas entre 12 y 16 años, al que se les escaneó las estructuras cerebrales con resonancia magnética y se les sometió a tests de inteligencia. Cuatro años más tarde, al repetir las mismas pruebas, detectaron que el coeficiente intelectual había aumentado en unos casos y disminuido en otros en hasta 20 puntos, y que los cambios coincidían con variaciones en la estructura cerebral.
Según los autores de la investigación:
Tendemos a asesorar a los niños y a decidir el curso que seguirá su educación cuando son pequeños, pero acabamos de comprobar que su inteligencia se sigue desarrollando y puede incluso mejorar hasta mucho más tarde.
Las pruebas de inteligencia midieron el CI verbal de cada sujeto (lenguaje, aritmética, conocimientos generales y memoria) y su CI no verbal (identificación del elemento que falta en la imagen o resolver puzzles visuales). Los que tenían más puntuación de CI verbal evidenciaron también un aumento en la densidad de materia gris en la zona de la corteza motora izquierda del cerebro. Aquellos que tenían un aumento en la puntuación del CI no verbal, tenían mayor materia gris en la zona del cerebelo anterior que está relacionada con los movimientos de la mano.
Según Price, es posible que las diferencias se deban a la estimulación temprana o tardía que tuvieron los sujetos, aunque también postula que la educación puede jugar un rol crucial.
Vía | Sott