A menudo decimos yo creo que esto es así. También abusamos del "yo pienso" que las cosas son así. Incluso nos atrevemos a manifestar un "yo siento" que esto es así. Pero ¿por qué usamos tanto una fórmula que en realidad no aporta ninguna información? Es obvio que, al verter una opinión, estamos diciendo lo que pensamos, lo que creemos, lo que sentimos.
Es posible que usemos tales fórmulas a modo de cortesía: mostrando lo que decimos solo como nuestra opinión, no como la verdad revelada. Sin embargo, a la vez estamos cometiendo dos errores. El primero, mostrar falta de confianza. En segundo lugar, dar importancia (demasiada) a nuestras opiniones, cuando lo que deberíamos hacer es tratar de mencionar fuentes, experimentos, etc.
Debilidad de autor
Cuando escribimos yo creo, pienso o siento, como autores de un texto mostramos falta de confianza en el lector. Su uso hace que el lector cuestione la autenticidad y la honestidad del autor. Estas palabras hacen que el escritor suene inseguro de sí mismo y del tema discutido. También obliga al escritor a abusar de los pronombres, y esas son malas noticias.
El programador James Pennebaker analizó más de 400.000 textos para comprobar qué revela nuestra elección de palabras sobre nosotros. Cuando Pennebaker analizó las transcripciones militares, su equipo pudo contar los rangos relativos de individuos basados completamente en patrones de expresión.
¿Qué nos dice esto? Nuestra elección y uso de pronombres revela cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo vemos nuestras relaciones con los demás. En resumen, revela nuestra personalidad al lector. Esto está bien en los casos en que escribamos una autobiografía, pero la mayoría de las veces solo sirve para debilitar nuestro trabajo trabajo.
El uso de palabras como "creo" o "pienso" cambia el enfoque de la oración. En lugar de centrarse en el tema, se centra en el autor. Es como una gran luz de neón parpadeante que dice: "Hola, soy yo el autor, el que habla, ¡mírame sentado aquí hablando de mis opiniones!
Un ejemplo sería: "Creo que el investigador tiene razón aquí". En cambio, podríamos sustituirlo por: "El investigador tiene razón aquí".
Habida cuenta de que el mundo es un lugar cada vez más complejo y hay más información disponible, resulta difícil que sepamos de todo. Así que, al opinar, más que verter lo que pensamos, deberíamos contar lo que hemos leído, lo que refleja un estudio, lo que sugiere una estadística o un experimento. Porque tu opinión, la mía, la de cualquiera, vale poco.
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