Planteamientos que hasta hace poco eran potestad de escritores de ciencia ficción como Larry Niven o Spider Robinson ya se han hecho realidad, como el Wireheading, la estimulación directa de los centros del placer del cerebro. En las historias Espaciales Conocidas de Larry Niven, un wirehead es alguien que se ha equipado con una implantación cerebral electrónica (llamó un "droud" en las historias) estimular los centros de placer de su cerebro.
En internet ya encontramos detalladas instrucciones para lograrlo.
Así pues, entre algunas personas con los suficientes conocimientos se está poniendo de moda usar dispositivos que proporcionan estimulación transcraneal de corriente directa (tDCS), que son baratos y fáciles de hacer gracias a la corriente DIY (Do It Yourself) pujante en este campo.
Un estudio realizado por expertos en ética de la Universidad de Columbia Británica, sin embargo, desaconseja el uso amateur de estos dispositivos, tal y como publican en Journal of Medical Ethics, pues pueden producirse cambios negativos en la biología del cerebro a largo plazo.Tal y como explica Thomas P. Keenan en su libro Tecnosiniestro:
Aun así, hay aficionados que están experimentando con la estimulación directa del cerebro en pos del placer definitivo, exponiéndose así, de manera entusiasta, a lesiones cerebrales permanentes.
Y es que los peligros parecen no disuadir a los que leen descripciones como ésta, sacada de la web highexistence.com, que describe de este modo el nirvana que se espera alcanzar:
Imagina, por un segundo, la dicha definitiva. Éxtasis + ese primer beso + el climax de tu canción preferida + ganar la lotería + el mejor orgasmo que hayas tenido en tu vida x 1.000.000.000. Un placer tan alucinante que casi duele. ¿Y si pudieras vivirlo las veinticuatro horas al día, los siete días de la semana, sin cansarte jamás.
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