Sue Blackmore era estudiante de la Universidad de Oxford, por allá 1970. Entonces sentía un profundo interés por los temas paranormales, sobre todo a raíz de una experiencia personal con el mundo sobrenatural.
La experiencia fue con una tabla Ouija (y algunas caladas de marihuana). Fue entonces cuando Sue sintió que salía de su cuerpo, flotaba hasta el techo, volaba por toda Inglaterra, cruzaba el Atlántico y se daba una vuelta por Nueva York. Con experiencias como ésa, pocos hubieran podido resistirse a caer en las garras de la superstición.
Así que Sue se sacó el título de brujería blanca y se dedicó a tiempo completo a la parapsicología, tal y como explica Richard Wiseman en su libro ¿Esto es paranormal?:
Se doctoró con un trabajo donde analizaba si los niños tienen o no poderes telepáticos (no los tenían), tuvo varios viajes de LSD para comprobar si mejoraban o no sus aptitudes paranormales (no mejoraron) y aprendió a leer el Tarot para averiguar si las cartas permitían o no predecir en futuro (no lo permitieron).
Afortunadamente, pues, Sue tenía una mente tan científica que, a pesar de sus ilusiones, los experimentos que realizaba acababan por desmontar cualquier atisbo paranormal. Tras 25 años intentando encontrar alguna prueba que apuntalase aquella fe ciega en algo que no podía ver, Sue claudicó y se convirtió en una escéptica declarada.
Entonces empezó a dedicarse a estudiar por qué la gente cree tan fácilmente en lo indemostrable o en lo extraordinario, a pesar de que las pruebas que hay detrás son sumamente débiles.
Aquí podéis leer algunos de sus artículos.