¿Os acordáis de aquella mítica escena final de Back to the Future, cuando Doc llega en un DeLorean volador que ya no precisa de plutonio para viajar por el tiempo sino simples restos de la basura? Pues algo similar podemos hacer en casa.
No viajaremos en el tiempo, pero al menos podremos conseguir propulsión para un pequeño cohete casero. Y para ello sólo usaremos la energía que se almacena en alimentos que todos tenemos en casa. Por ejemplo, una chocolatina grande de Snickers tiene 541 kcal: una caloría representa la energía necesaria para calentar un grado Celsius un gramo de agua. Es decir, teóricamente el Snickers podría calentar un gramo de agua a 541.000 ºC. Es decir, llevar a ebullición más de 5 litros de agua casi congelada.
Una forma de liberar la energía de los alimentos de una forma rápida consiste en mezclar el alimento, en este caso la barra de Snickers, con una fuente más concentrada de oxígeno; por ejemplo, un potente oxidante como el perclorato de potasio. El resultado es, en esencia, combustible para cohetes.
Pero para impulsar el cohete, usaremos otro alimento, tal y como explica Theodore Gray en su libro Ciencia loca:
Evidentemente, no se puede lanzar un cohete con una barrita de Snickers, Mars o Toblerone, ya que los frutos secos que contienen obstruirían la tobera. Con galletas Oreo, sin embargo, los cohetes de modelismo funcionan muy bien. (...) La propulsión de mi cohete con perclorato Oreo no fue espectacular, pero despegó de manera aceptable a pesar de ser un dulce casero. Utilizando alimentos con más azúcar, como el sidral o las gominolas, se puede conseguir un impulso mayor.
Para crear el combustible, lo mejor es mezcar varios caramelos comunes con base de azúcar y aceite con perclorato de potasio, cortando de forma manual la barrita de caramelo y mezclándola con cuidado con el perclorato. Esta operación no entraña peligro porque el caramelo está húmedo, pero debe de mezclarse con delicadeza, de todas formas.
El perclorato es la sal que se obtiene natural o artificialmente del ácido perclórico. Tiene diversas aplicaciones, como la obtención del clorato de potasio, combustible para cohetes, airbags, tratamiento de los trastornos de las tiroides... los datos aportados por la sonda espacial Phoenix de la NASA en julio de 2008 revelaron la existencia de perclorato en el suelo de Marte.
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