La resaca también se conoce bajo el nombre de guayabo, ratón, cruda (en sudamérica), goma (Panamá), hangover (Inglaterra), Futsu-ka-yoi (Japón, significa borrachera del segundo día). El término médico es veisalgia: etimológicamente proviene de kveis, término noruego que significa intranquilidad después de una bacanal, y algia, del griego, que significa dolor.
Si decidís empinar el codo, tened en cuenta el color de la bebida alcohólica que vais a escoger. Cuanto más oscura sea, peor podría ser vuestra resaca al día siguiente. La culpa de ello la tienen los llamados congéneres.
Es decir, si podéis escoger, es mejor emborracharse con vino blanco o vodka antes que hacerlo con whisky, vino tinto o coñac. Si ordenamos el alcohol en base a sus síntomas de resaca y por orden descendente, quedaría de tal manera: coñac, vino tinto, ron, whisky, vino blanco, ginebra, vodka y etanol ruso. Es decir, que los rusos sí que saben.
Pero ¿qué son los congéneres? Los congéneres son componentes biológicamente activos que contienen muchas bebidas. Y son importantes, aunque sólo nos fijemos en la cantidad de etanol. Por ejemplo, los polifenoles, y otros alcoholes, como el metanol, e histamina. Se producen junto con el etanol durante la fermentación o en el proceso de envejecimiento de la bebida.
Estos congéneres varían según el origen de los azúcares fermentados (mosto, remolacha azucarera, restos agrícolas, caña de azúcar, cereales…) y la actividad biológica de las levaduras. Su presencia es la que confiere a la bebida sus características organolépticas.
Se cree que los congéneres contribuyen a los efectos embriagantes de una bebida, y a la resaca subsiguiente. Se ha demostrado que la gente que bebe alcoholes basados en etanol puro, como el vodka, padecen menos síntomas de resaca que los que beben bebidas más oscuras, como whisky, coñac o vino tinto, todas las cuales tienen un contenido de congéneres mucho más elevado.
El metanol es el principal responsable de nuestras resacas. Si bien metabolizamos el metanol de una forma similar al etanol, el producto final es diferente.
El proceso de destilación disminuye la concentración de estas sustancias (como en el caso del vodka); pero existen bebidas en las que interesa potenciar sus carácteres organolépticos, como el brandy o el whisky, por lo que la concentración de metanol, acetaldehído, etc. se encuentra en concentraciones superiores.
El etanol genera acetaldehído, pero cuando el metanol se descompone, uno de los productos principales que se forman es el formaldehído, que es más tóxico que el acetaldehído y que puede provocar en concentraciones elevadas la ceguera y la muerte. El etanol inhibe el metabolismo del metanol, lo que puede ser motivo de que “un clavo quite otro clavo”, y beber alcohol alivie los síntomas de la resaca.
Vía | Eureka / ¿Hay algo que coma avispas? de Mick O´Hare