Helados de leche materna y otros sabores raros

En España, según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Helados, hubo un incremento del 3,1 % en 2011 en consumo de helado respecto a 2010. Es decir, que el consumo per cápita fue de unos 6,5 litros.

Aunque aún estamos lejos de lo que se consume en muchos otros países europeos. En Estocolmo, por ejemplo, no es raro ver a alguien comer helado por la calle mientras nieva. Una de las razones puede ser que en esos países el consumo de leche líquida es más tradicional; y que la fruta es más cara, y la gente se decanta entonces por el helado.

Incluso hay un estudio que sugiere que el helado mejora significativamente la calidad de vida de los enfermos de cáncer: la investigación impulsada por los hospitales de Sabadell y Terrassa (Barcelona), en colaboración con la Fundación Alicia. Según otro colaborador de la investigación, el heladero Angelo Corvitto: “Cuando te suministran quimioterapia, se producen alteraciones en el organismo. El tratamiento provoca problemas bucales que dificultan la masticación. Por eso, la ingesta de helados es necesaria, porque aportan vitaminas y facilitan la digestión.”

También hay ya helados que evitan el miedo a la báscula y otras prevenciones sanitarias, como los que carecen de azúcar, lactosa o glúten.

Además, la tecnología está permitiendo crear sabores de helado ciertamente estrambóticos, como el pretzel salado con caramelo de chocolate, la tarta de queso con “terciopelo rojo” o incluso sabores que contienen alcohol, como el grasshopper, brandy con crema de menta.

El que incluso tuvo que fue retirado fue el Baby Gaga. Nada menos que helado de leche materna. Creado por un tal Matt O´Connor, al parecer, pausterizaba leche materna que pagaba a 19,50 euros por cada 283 gramos, y finalmente la mezclaba con vainilla de Madagascar y ralladura de limón. Las comercializó por algún tiempo en la zona comercial de Covent Garden, en Londres, hasta que la Agencia de Protección de la Salud prohibió su venta, evidenciando que los alimentos fabricados a base de fluidos corporales pueden transmitir enfermedades como la hepatitis.

Si queréis saber más sobre sabores y un certamen en el que se premia precisamente la combinación creativa de estos, tal vez os interese leer el capítulo de mi crónica de un viaje a California dedicado a la heladería Bi-Rite Creamery, donde posiblemente se pueden comer los mejores helados de San Francisco.

Vía | Quo

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