Los seres humanos hemos estado midiendo el tiempo durante un período relativamente corto de nuestra historia.
El deseo de sincronizar nuestras actividades llegó hace unos 5.000 o 6.000 años cuando nuestros antepasados nómadas comenzaron a asentarse y construir civilizaciones.
Antes de eso, dividíamos el tiempo en días y noches; días brillantes para la caza y oscuras noches para dormir.
Pero cuando la gente comenzó a sentir la necesidad de coordinar sus acciones, ser puntuales para las reuniones públicas, por ejemplo, necesitaban un sistema unificado para medir el tiempo.
8. Reloj de arena
Cualquiera que haya visto El mago de Oz conoce el poder de este reloj. ¿Quién no se asustó cuando la malvada Bruja del Oeste entregó este reloj a Dorothy y le dijo que sólo tenía una hora de vida?
El reloj de arena se remonta siglos. Se compone de dos ampollas de vidrio, una encima de la otra, con una abertura estrecha entre ellas. La arena se extiende desde la parte superior de la bombilla a la parte inferior cuando el reloj se vuelca.
Cuando se vacía el bulbo superior el tiempo se acaba, pero no necesariamente tiene que ser una hora, como hasta ahora todos los relojes. Un reloj de arena podía ser construido para medir casi cualquier período corto de tiempo mediante la alteración del tamaño de la abertura entre los bulbos o cambiando la cantidad de arena en el vaso.
7. Los relojes de agua
Los relojes de agua, conocidos como clepsidras (del griego “ladrón de agua”), se encontraban entre los primeros dispositivos que no necesitaban el sol o las estrellas para calcular el tiempo, lo que significa que podría ser utilizado en cualquier momento del día.
Los relojes de agua funcionan mediante la medición de agua que gotea de un recipiente a otro. Fueron inventadas en Egipto, pero su uso se extendió en todo el mundo antiguo y hasta bien entrado el siglo XX la gente todavía tenían relojes de agua.
Los antiguos griegos y romanos construyeron impresionantes torres para albergar sus relojes de agua. En China a estos relojes se les llamaba Lou y a menudo eran de bronce.
Sin embargo, a pesar de que los relojes de agua fueron una imposición de estructuras, no eran muy precisos.
6. Relojes curiosos
A través de los siglos, las personas han desarrollado todo tipo de maquinaria para saber la hora.
Los chinos inventaron el reloj de incienso entre 960 y 1279, y su uso se extendió en todo el este de Asia. Se trataba de un tipo de reloj con unas bolas de metal con una cuerda. Cuando el incienso se consumía, las bolas caían haciendo sonar un gong que anunciaba la hora.
Otro ejemplo son los relojes de vela que numeraban unas marcas. Cuando la vela se quemaba a una marca determinada, el dial anotaba el tiempo. Era muy usado en los monasterios para las vigilias.
Vía | Discovery