Uno de los aspectos que más me fascinan de la Segunda Guerra Mundial son las llamadas armas maravillosas o Wunderwaffen. El término lo asignó el ministerio de propaganda nazi a las armas y artefactos que se desarrollaron durante la Segunda Guerra Mundial por parte de un grupo de científicos alemanes.
Ellos fueron los autores de hallazgos tan impresionantes como el cañón sónico o el V3 Hochdruckpumpe, un cañón multi-etapa; también participaron en el desarrollo del cohete V2, el bombardero sub-orbital antipodal Silbervogel, la bomba endotérmica o la bomba guiada antibarco, la Fritz X.
También estos genios de la ciencia descubrieron gases nerviosos y toxinas como el gas sarín o la toxina
botulínica. Y no hay que olvidarse del proyecto que podría haber inclinado la balanza a favor del bando alemán si Estados Unidos no se hubiera adelantado: la WuWa! El proyecto atómico nazi.
Cuando la Guerra llegó a su fin, el Servicio de Inteligencia y Militar de los Estados Unidos extrajo de Alemania a esos científicos especializados en Armas Maravillosas, sin conocimiento o aprobación del Departamento de Estado, y los instaló en EEUU, en la llamada Operación Overcast, más tarde llamada Operación Paperclip.
Decenas de esos científicos eran miembros de honor de las SS, pero sus familias y ellos se hospedaron secretamente en casas americanas. Los científicos fueron entonces integrados en los programas aeroespaciales y militares norteamericanos. Gentes ideológicamente entregadas al nacionalsocialismo comprando en las mismas tiendas que los americanos, visitando los mismos parques, celebrando barbacoas de bienvenida.
Más de 700 científicos y sus familias fueron llevados secretamente a Estados Unidos. En septiembre de 1945, el primer grupo de 7 científicos arribó a Fort Strong en los Estados Unidos: Wernher von Braun, Erich W. Neubert, Theodor A. Poppel, August Schultze, Eberhard F. M. Rees, Wilhelm Jungert y Walter Schwidetzky.
Ninguno de ellos tenía cualificación para un visado de entrada en los Estados Unidos, pues todos habían servido al nacionalsocialismo durante la guerra, así que muchos documentos fueron reescritos para limpiar el nombre de diversos científicos envueltos en esa operación, a fin de posibilitar su entrada en el país e impedir que cayeran en manos de la Unión Soviética. Gran parte de las informaciones relativas a la Operación Paperclip aún están clasificadas como Top Secret.
Uno de los más famosos científicos nazis fue Wernher von Braun, considerado como uno de los más importantes diseñadores de cohetes del siglo XX: fue el jefe de diseño del cohete V-2 así como del cohete Saturno V, que llevó al hombre a la Luna.