Hay películas bonitas y bien hechas, que incluso transmiten ideas interesantes, y hasta una mayor concienciación sobre el medioambiente. Sin embargo, el mundo es complejo e intrincado, y una moda instilada por una película puede llevar a aparejado un efecto secundario indeseado.
Fue el caso de la película de Pixar Buscando a Nemo, que dejó constancia de lo que pasa cuando acabamos liberando nuestras mascotas al medio ambiente: causamos desequilibrios graves en el ecosistema.
Especies invasoras
En la película Buscando a Nemo hay una escena en la que dos peces se escapan por el desagüe del inodoro. Muchos niños, al ver la película, imitaron este ejemplo y quisiero hacer una buena acción, echando los peces por el váter para que fueran libres. Sin embargo, esto fue un problema, tal y como explica J. M. Mulet en su libro Ecologismo real:
La mayoría de los acuarios caseros son de especies exóticas o tropicales, que son muy vistosas pero se suelen morir en aguas frías. El problema es que la película también se vio en Florida, con lo que en el Caribe ahora mismo hay colonias de pez escorpión, originario de Asia, que están causando verdaderos estragos.
Y más malas noticias: debido a que carece de la capacidad genética para adaptarse a los rápidos cambios en su entorno, como los derivados del calentamiento global actual, el pez payaso popularizado por la película Buscando a Nemo va a extinguirse sin remedio. Es lo que concluyen investigadores la Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI) en un reciente estudio publicado en la revista Ecology Letters. Aunque de eso, afortunadamente, no tiene culpa Buscando a Nemo.
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