Quizás hayamos escuchado varias veces esa pregunta cuando oímos algo desde muy lejos, o desde un punto inconcreto que no logramos situar. Pero si nos paramos en pensar en el proceso que sigue el cuerpo humano para localizar el foco de un sonido, veremos que no es algo sencillo.
En primer lugar, porque nosotros interpretamos un sonido, pero son dos los “receptores” que utilizamos: los oídos. Además, a cada uno de ellos ha llegado una onda distinta, por lo que se tiene que procesar esta diferencia en la información, y obtener la relación existente. Se trata de la escucha binaural.
Para comprender mejor el proceso de encontrar el origen de un ruido cualquiera, lo separaremos en dos planos. Por un lado, el plano horizontal (izquierda-delante-derecha-detrás), y por el otro, el plano medio (arriba-delante-abajo-detrás).
Empecemos con el plano horizontal, y olvidemos el medio. Siempre es más sencillo estudiar los fenómenos por separado.
Si ponemos el caso de un sonido que se crea a la derecha de nuestra cabeza, el primer efecto que existirá está claro: hay un retardo entre la onda que llega al oído derecho, y el izquierdo. A esto se le llama retardo interaural.
Además, está la interferencia que crea nuestra propia cabeza, ya que influirá en la propagación de las ondas de sonido hasta el oído izquierdo (recordemos que el ruido viene de la derecha).
Dejemos aquí el plano horizontal, y nos vamos con el medio. Recordemos que éste se mueve en la circunferencia que iría desde arriba de nuestra cabeza, hacia delante, pasando por debajo, y continuando por detrás nuestro para volver arriba.
En este caso, nuestro sistema auditivo sigue un proceso más complejo para identificar los sonidos, y es que realiza un filtrado de la señal que recibe. Tendrá en cuenta la forma anatómica de nuestro propio oído, la cabeza, los hombros, y en general la parte superior del cuerpo.
Porque en función de todo esto, las frecuencias de las ondas de sonido se distorsionarán de una forma u otra, y el cerebro será capaz de encontrar ese “patrón de distorsión”, e identificar el foco del sonido.
Dejando a un lado todo este proceso, si existen más de un sonido, habrá otros factores que intervendrán en el procesado de la información como son el efecto Haas, o enmascaramientos.
Así que ahora cuando os digan que no escucháis, siempre podréis decir que no es un proceso tan sencillo.