El animal más peligroso de Japón se enfrenta a otro que se pone muy caliente para defenderse

Al estilo de la Antorcha Humana, en tierras niponas existe un espécimen que usa su calor corporal para disuadir a su atacante, el animal más peligroso de Japón, de seguir adelante.

El animal en cuestión es un insecto, una abeja, que se defiende del avispón gigante (Vespa mandarinia), conocido también como matayaks.

El avispón gigante es un insecto peligroso porque es el responsable de una media de cuarenta muertes de seres humanos al año. Al parecer, dispone de un aguijón con el que ejecuta dolorosas picaduras. Tampoco deja títere con cabeza (literalmente) entre las abejas: grupos de treinta avispones gigantes son capaces de arrasar una colonia de abejas entera, decapitándolas con sus poderosas mandíbulas.

La estrategia de defensa de la abeja japonesa (Osmia cornifrons) frente a este insecto tan mortífero la explica así Isidoro Merino en su libro 1000 maneras estúpidas de morir por culpa de un animal:

permiten que los avispones entren en la colmena, y entonces hacen vibrar sus alas al unísono, aumentando con el frotamiento la temperatura del interior hasta los 47 ºC, más de lo que el invasor puede soportar (ellas aguantan hasta los 48 ºC).

Foto | Gary Alpert | Beatriz Moisset

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