Solo en el año 2015, unos 4 000 refugiados murieron ahogados en el mar Mediterráneo mientras intentaban llegar a Europa en precarias embarcaciones.
Frente a esta tragedia, uno se pregunta cómo es posible que tantas personas se lancen al mar sabiendo que muchos no lo consiguen. ¿Son engañados por los traficantes de personas? ¿Por qué los refugiados no viajan a Europa en un avión o un transbordador si los traficantes pueden llegar a cobrar hasta mil euros a cambio de un sitio en una precaria barca hinchable?
Leyes aeroportuarias
Todos los estados miembros de la Unión Europea firmaron la Convención de Ginebra, lo que permite a los refugiados procedentes de una Siria asolada por la guerra a solicitar derecho de asilo. Sin embargo, estos refugiados prefieren desplazarse por tierra a Libia o Turquía y jugarse la vida en una barca hinchable.
Hans Rosling, en su libro Factfulness, se plantea la extraña decisión que en absoluto puede tener un cariz económico, observando los precios:
¿Tal vez no podían permitirse pagar un vuelo? Sin embargo, sabíamos que los refugiados estaban pagando 1.000 euros por un asiento en un bote inflable. Me metí en internet y comprobé que había muchos billetes de Turquía o de Libia a Londres por menos de 50 euros.
El problema, sin embargo, parece residir en una pequeña norma o regulación. Cuando uno de estos refugiados llega al aeropuerto, el personal de la línea aérea no le puede permitir el acceso al avión por una Directiva del Consejo de Europa de 2001 que sirve para combatir la inmigración ilegal.
Esta directiva establece que toda aerolínea o compañía naviera que transporte a una persona sin documentos a Europa deberá pagar todos los costes de repatriación de esa persona a su país de origen. La directiva también advierte que se puede hacer una excepción con los refugiados, basándose en el asilo que les otorga la Convención de Ginebra.
El problema es que el personal de facturación no tiene ni tiempo ni medios para averiguar si realmente se trata de un refugiado o un inmigrante ilegal. Tampoco es fácil obtener un visado porque las embajadas europeas en Turquía y Libia no disponen de recursos para procesar las solicitudes. Así que solo queda un barco. Un barco muy precario. Pero ¿por qué tan precario? ¿Por qué no usar uno más seguro habida cuenta del precio a pagar? De nuevo, las leyes:
En realidad, la política de la UE también está detrás de ese hecho, porque confiscar los barcos al llegar forma parte del protocolo de la UE. Así que las embarcaciones sólo pueden utilizarse una vez. Los traficantes de personas no podrían permitirse enviar refugiados en embarcaciones seguras, como barcos pesqueros que llevaron a 7.220 refugiados judíos en 1943, aunque quisieran, porque Suecia, por ejemplo, no confiscaba los barcos de quienes traficaban con refugiados durante la segunda guerra mundial.
La Convención de Ginebra, pues, es más un brindis al Sol hasta que no se realicen cambios en el resto de la cadena de regulaciones y normas que impiden dar asilo a los refugiados.
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