Si echamos un vistazo a un mapa del mundo, en busca de las naciones más pequeñas, seguro que encontraremos unos cuantos puntos casi microscópicos. Son las siguientes.
La ciudad-estado de El Vaticano, ubicada dentro de la ciudad de Roma, que apenas tiene una extensión de 0,439 kilómetros cuadrados y una población aproximada de 900 habitantes. Es el Estado soberano menos extenso y menos poblado del mundo. Es tan pequeño, que sólo la Plaza de San Pedro ya ocupa el 20 % de su territorio.
El Principado de Mónaco es el segundo país más pequeño del mundo, situado en la Costa Azul, reducto del lujo y el exceso.
El estado de Micronesia llamado República de Nauru, en el Océano Pacífico central, que es un atolón de forma oval con una superficie de 21 kilómetros cuadrados.
La isla-nación de Tuvalu (antes llamada Islas Ellice), perteneciente a la región de la Polinesia, también en el Océano Pacífico, de 25 kilómetros cuadrados; es también el miembro de las Naciones Unidas con menor número de habitantes.
Y finalmente, la Serenísima República de San Marino, que es la república más pequeña y antigua de Europa, y está ubicada en territorio italiano.
Pero existen otras naciones menos populares, quizá también menos oficiales, que se conocen por el nombre genérico de micronaciones. Son lugares que no figuran en la mayoría de mapas, pero podrían estar algún día. Y además son lugares que pueden visitarse. Quizá a la vuelta de la esquina haya una micronación y ni siquiera lo sepas.
Tanta es la pasión que despiertan estas republicas diminutas que incluso se han celebrado exposiciones para hacerlas llegar al gran público, como la I Exposición Universal de Micronaciones que acogió el Sónar, en Barcelona, inaugurada el 17 de junio de 2004. En ella, incluso, se organizó una cumbre de jefes de estado.
Cuestionando la categoría de frontera y creando nuevos vínculos entre ciudadanos, a la exposición acudió, entre otros, el estado de SoS (State of Sabotaje), diseñado por el artista Robert Jelinek en la Bienal de Venecia de 1992. Al parecer, este país conecta simbólicamente la ciudad con Linz (Austria), Niza (Francia) y Baldrockistán (Australia). Los visitantes de esta microexposición universal también pudieron adoptar las nacionalidades que más le sedujeran, sometiéndose incluso a un test para saber qué micronación resultaba más apropiada para ellos en base a sus características, para así sentirse un poco menos esclavos de una patria que sólo es propia por cuestión de azar: el lugar donde tus padres decidieron alumbrarte e inscribirte en el registro civil.
Más recientes son los congresos celebrados en la Andrews Kreps Gallery de Nueva York, del 24 al 29 de junio de 2005, a la que asistieron representantes de Sealand, Egaland and Vargaland, New Utopía, Atlantium, Frestonia y Fusa. O el congreso celebrado a principios de 2007 en el palacio de París en Tokio.
En la próxima entrega de esta serie de artículos sobre micronaciones empezaremos a pasear por algunas de las micronaciones más interesantes.