¿Os imagináis? Un futuro lejano, la Tierra ya no es el mejor sitio para vivir…
El Sol entra en su fase de gigante roja y se expande aproximadamente 100 veces su tamaño actual, tragándose a Venus por el camino, aumentando el calor de la superficie terrestre y evaporándose todo el agua del planeta.
¿Cuáles serían nuestras opciones? ¿Marchar a Marte quizás?
A pesar de que Marte es el planeta más cercano a la Tierra para sustentar la vida, se encuentra inhabitable para los seres humanos.
Sí, tiene atmósfera, viento, nubes, los días son de longitud similar a la nuestra (24 horas y 37 minutos) e incluso tiene cambios de estación. Pero eso es todo, no tienen nada más en común.
Marte es un planeta geológicamente muerto. Aunque posee un montón de volcanes, la evidencia geológica muestra que no hubo actividad tectónica en ningún momento de su historia.
No existe presión en el aire para retener el agua y, lo que es peor, Marte sufre la falta de un campo magnético que lo proteja de los dañinos vientos solares.
Cualquier esfuerzo para convertir a Marte en un planeta habitable (o mejor dicho, terraformarlo), tendría que tener en cuenta estos factores.
Tal vez sería posible transformar su atmósfera, rica en dióxido de carbono, con el mismo proceso con el que las plantas limpian el aire de la Tierra y nos dan el oxígeno.
Aunque no serviría de mucho ya que, sin un campo magnético que sirva de protección, la radiación solar acabaría con la nueva atmósfera marciana, sometiendo así a sus habitantes a radiactivas dosis letales.
También es cierto que en las zonas polares existen restos de un escudo magnético, de esta manera estaríamos a salvo de la radiación solar por lo que la terraformación podría limitarse a esas pequeñas regiones.
Vía | Discovery