Si sois aficionados al fútbol seguro que habréis visto la típica jugada en que un defensa despeja in extremis un balón que entraba a la portería. Acto seguido, como suele pasar en este mundillo, explota la polémica: unos creen que la sacó a tiempo, otros que se debería señalar gol.
Y las repeticiones de televisión no ayudan, nadie se pone de acuerdo. Los hinchas del equipo defensor se apoyan en la imagen tomada por una cámara situada tras la portería, donde parece bastante claro que la pelota estaba fuera en el momento de ser despejada. Mientras que los seguidores del equipo atacante hacen notan exactamente lo contrario en la imagen de una cámara situada en la grada lateral del estadio, por delante de la portería.
Esto, que los locutores acostumbran a denominar «gol fantasma» se debe a un fenómeno conocido como paralaje. Y aunque se suela decir que es un efecto óptico, en realidad tiene más que ver con la forma en que funciona el cerebro humano que con la óptica.
No es necesario recurrir a una situación tan complicada como la descrita. Puedes experimentarlo siempre que quieras de forma muy sencilla. De hecho, es probable que lo hayas hecho más de una vez. Sino, podéis hacerlo ahora mismo:
Cierra un ojo, o tápalo con una mano si no tienes la habilidad de cerrar cada ojo individualmente a voluntad.
Extiende un pulgar (si usaste una mano para tapar el ojo, conviene usar el pulgar de la otra mano), y alinealo con un objeto situado a cierta distancia de ti; dos o tres metros servirá.
Ahora cambia el ojo que tienes cerrado o tapado. Resultado: aunque no has movido la mano, el pulgar ya no está alineado con el mismo objeto, es como si se hubiera movido solo.
Esto ni es magia ni un gran misterio, es un simple efecto de la perspectiva al cambiar el punto de vista. A falta de mayor información visual sobre la distancia, si dos objetos parecen estar cerca uno de otro, nuestro cerebro asume que realmente están cerca.
Por eso, cuando en el segundo paso alineamos el pulgar con el objeto de referencia, desde el punto de vista del ojo abierto pulgar y objeto parecen estar cerca, porque ambos se ven aproximadamente en la misma dirección.
Sin embargo, al cambiar el ojo que tenemos abierto, cambia el punto de vista y ahora pulgar y objeto se ven en ángulos diferentes, por lo que nuestro cerebro asume que están lejos, dando la sensación que el pulgar se ha movido.
Volviendo al gol fantasma, si analizamos una imagen tomada desde delante de la portería, lo que vemos al rededor del balón es el interior de la portería. Por lo tanto, cerebro interpretará que dicho interior de la portería y el esférico están cerca uno de otro, dando la impresión de que es gol.
Y, viceversa, si la cámara está situada detrás de los palos, el entorno visual del balón será el exterior de la portería, dando la impresión que la pelota nunca llegó a traspasar la raya.
Por supuesto, todos sabemos que este efecto existe e intentamos compensarlo. Pero es muy difícil compensarlo sin la ayuda de más referencias. Por eso, en este tipo de jugadas siempre se escucha a los comentaristas intentando buscar puntos de comparación: que si la posición del cuerpo del defensa, que si estaba pisando dentro de la portería, etc.
El paralaje, de hecho, es un fenómeno de lo más cotidiano, todos aprendemos a dominarlo en cierta medida. Por ejemplo, si algo se interpone entre nosotros y lo que deseamos ver, sabemos movernos a un lado para mejorar el campo de visión.
Otro ejemplo, los velocímetros de los coches. Al copiloto, situado muy a la derecha de la aguja indicadora, siempre le parecerá que marca una velocidad inferior a la que realmente indica. De hecho, cuando a uno le enseñan a utilizar instrumentos de medición en laboratorio, lo primero que le explican es que siempre se realicen las mediciones mirando de forma perpendicular a la aguja.
Por supuesto, la técnica actual es capaz de analizar las imágenes y compensar el efecto de la perspectiva, proporcionando una respuesta definitiva a la pregunta de si la pelota había superado la raya o no. Cada vez lo vemos más en las retransmisiones televisivas (por ejemplo, el ojo de halcón del tenis se basa en el análisis de imágenes procedentes de cámaras).
Aunque a veces en el fútbol importa más crear polémica que saber la verdad.
Fotos | Pascual M, Booyabazooka