Habida cuenta de los líos fronterizos, jurisdiccionales, los anhelos secesionistas, los golpes de pecho patriotas y demás efectos secundarios del tribalismo, uno acaba aspirándose a reclamar la república indpendiente de su casa. O directamente excluirse en otro planeta, uno propio, pequeño, donde solo quepa él.
Tal y como hace el personaje de Kaito en el anime y manga Dragon Ball. O el caso literario más conocido: El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry. Pero ¿sería posible vivir en un lugar tan pequeño?
El asteroide
El Principito fue escrito en el año 1942. En una época en la que aún no se sabía qué forma tenían los asteroides, pues los más grandes solo eran visibles como puntos de luz ("asteroide", de hecho, significa "con forma de estrella").
El Principito se tomó la licencia poética de imaginar un asteroide con forma planeta pequeño, con gravedad, aire y una rosa.
La pregunta sería ¿qué necesitaríamos en el mundo real para vivir así? En primer lugar, una asteroide muy denso: para tener una gravedad como la terrestre, un asteroide de 1,75 metros debería tener una masa de 500 millones de toneladas (la suma aproximada de todos los seres humanos de la Tierra).
Hasta aquí bien, pero vivir en un lugar así acarrearía algunas particularidades, tal y como las describe Randall Munroe en su libro ¿Qué Pasaría Si...?
Si te pusieras de pie en la superficie, experimentarías fuerzas de marea. Los pies te pesarían más que la cabeza, la cual sentirías como una ligera sensación de estiramento. Sentirías como si estuvieras estirado en una pelota de goma curvada o acostado en un tiovivo con la cabeza cerca del centro.
También pasaría que podríamos abandonar nuestro mundo simplemente corriendo:
La velocidad de escape en la superficie sería de unos 5 metros por segundo. Eso es más lento que un esprint, pero bastante rápido de todas formas. Como normal general, si no puedes hacer un mate con una pelota de baloncesto, no podrías escapar de ese asteroide saltando. Sin embargo, lo raro de la veloidad de escape es que no importa en qué dirección vayas. Si vas más rápido que la velocidad de escape, mientras no te dirijas directamente hacia el planeta, escaparás. Eso significa que sería posible abandonar neustro asteroide corriendo horizontalmente y saltando al final de una rampa.
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